Se tiene la impresión de que en este inicio liguero a los rivales del Almería les gusta enfrentarse al cuadro rojiblanco. Se cree allende nuestras fronteras provinciales que el conjunto de Sergi está bien dotado técnicamente, tiene jugadores de calidad y hasta desequilibrantes, pero que no está teniendo un buen comienzo liguero, porque hay demasiadas prisas y, sobre todo, porque aún no ha aterrizado en Segunda División.

Fútbol obrero

Si se compara la actitud y la agresividad del Almería con el grueso de los equipos de la Liga Adelante, se puede comprobar que los rojiblancos están demasiado lejos de la lucha, la garra y la intensidad que se requieren para ser competitivos en Segunda. Un equipo del potencial del Atlético de Madrid precisó de una temporada de adaptación para retornar a Primera tras su descenso a Segunda.

En la Liga Adelante casi nunca manda la clase, sino la competitividad. Si los rojiblancos quieren enmendar el rumbo parece necesario cambiar de actitud. Tienen que equilibrar a los rivales en la faceta física y en agresividad, defender con uñas y dientes su meta, y confiar en que la calidad de sus jugadores haga el resto, para que los puntos se queden en el talego cada fin de semana.

Toca, en definitiva, que aparezca el fútbol obrero en los de Sergi. Para conseguir el oro de los tres puntos en Albacete y salir con ello de la ‘minicrisis’ tendrán que apretar los dientes, pelear todos los balones divididos y acudir con el cuchillo entre los dientes a la disputa de cada balón.

Fatau y Lolo Reyes
El Almería tiene un agujero profundo en la sala de máquinas. Ni tiene la capacidad recuperadora que es necesaria en esta categoría, ni la de creación que requieren los delanteros. El sistema no ayuda, porque en muchos lances del juego da la impresión de que el equipo se parte. El domingo en Albacete está en condiciones de reaparecer Mohammed Fatau, recuperado de las molestias en la rodilla que ha venido padeciendo, y Sergi tiene la posibilidad de formar una pareja físicamente poderosa y con buen trato del balón en el eje de su zona central.

El Albacete, como ya hizo el Alavés, va a buscar romper al Almería en la zona central jugando con un 4-4-2, con el que pretende ahogar la línea de creación rojiblanca, presionar a Cuéllar en la salida del balón al contar con dos delanteros para incomodar a los defensores almerienses y romper por costados y centro incorporando al ataque a los jugadores de segunda línea.

La fuente filosofal de los entrenadores que juegan el 4-4-2 nace de considerar, que si cuando un equipo se queda en inferioridad junta dos lineas de cuatro y deja un punta, el sistema será tanto más efectivo en cuanto se mantengan los ocho más cercanos al portero y se incremente en uno el número de delanteros.
Sergi tendrá que estudiar la situación y tomar medidas para que su equipo gane la batalla de Albacete.