Una victoria en casa nos retrata ante la Liga Profesional. Una victoria en casa y unos partidos para poner a prueba la paciencia de la afición. Estamos ante cifras propias de un equipo en descenso pero gracias a los 5 triunfos fuera el equipo respira.

El Mediterráneo se ha convertido en un chollo para todo aquel que lo visita. Los equipos ya tiran de estadística y a vivir del cuento para llevarse uno  o tres puntos. Y lo peor de todo es que parecen resignados a su suerte equipo y afición.

Cuando empieza a rodar la pelota y se apagan los ecos del himno del Almería por la megafonía del Estadio, se hace un silencio de miedo que va de la grada al campo y viceversa. Nos tiran un corner y temblamos y nos ponemos a firmar el 0 a 0 con un temor basado en la temida estadística.

No hay afición con más paciencia que la rojiblanca. Pocos equipos ganan menos que el Almería en casa. En la Liga Profesional el factor campo es decisivo a la hora de conseguir los objetivos pero desde que existe el Mediterráneo aquí puede ganar cualquiera.

Este campo no es el Franco Navarro, ni el Municipal ni el Juan Rojas. Vamos, el viejo de antes que todavía está en pié. Aquí las distancias equipo-afición son muy grandes y los árbitros pitan como en el salón de su casa. La presión para el rival es cero.

Y si a todo lo expuesto le unimos el miedo colectivo a perder se da una jornada y otra también que los rivales con poco se llevan mucho de Almería.

Ya no importa quien visite el Mediterráneo porque Barça y Atlético pidieron la hora y otros ni se despeinaron para sumar los tres puntos. Es admirable la capacidad de aguante de la afición rojiblanca con su equipo.

Alguien deberá cortar la sangría de puntos en casa porque nos vamos a Segunda de cabeza como esto no cambie. Cuando miro que ganando 5 partidos nos quedamos en Primera, me pongo a mirar el calendario y me digo: ¿ganar 5 partidos en casa?¿cómo? ¿a que rivales? en fin que alguien pare esto.

Queda tan poquito para salvar al equipo, pero es tanto que...