Ranko Popovic, el sucesor de Víctor Muñoz en el banquillo de La Romareda, llega con nuevas ideas y, sobre todo, dispuesto a estrenarse con una victoria que ponga fin a la racha negra del Real Zaragoza en noviembre: tres derrotas y un empate. El técnico serbio anunció en su presentación su decidida apuesta por el fútbol de posesión y quiere ponerla en práctica desde el primera día. Cambiará el sistema (del 4-4-2 al 4-2-3-1) y moverá varias piezas para darle al equipo el aire necesario en su intento por gobernar los partidos desde la línea de creación.

Popovic se estrena con cuatro bajas, tres ellas concentradas en el centro de la defensa, Mario, Vallejo y Rubén, además de la del sancionado Willian José en la delantera. Y, por lo visto durante la semana, reconstruirá el eje de la zaga con Lolo, recuperará a Fernández para el lateral derecho y armará el doble pivote con Ruiz de Galarreta y Dorca, dejando al bosnio Eldin como media punta. Las bandas serán para Javi Álamo —otro recuperado para el once— y Pedro, ocupando la vanguardia Borja Bastón, que lleva tres jornadas sin ver puerta.

La gran duda en el debut de Popovic estriba en la portería. Víctor Muñoz apostó siempre por Whalley, pero a nadie puede hoy sorprender que juegue el marroquí Bono. Popovic no quiso pronunciarse sobre esta cuestión y dejó la incógnita sin despejar en las vísperas.

El enemigo del Zaragoza no será, precisamente, fácil. La Ponferradina es quinta, con 23 puntos, y acumula siete jornadas sin perder, con cinco empates y dos triunfos. Hace dos semanas, sin ir más lejos, ganó en El Sadar y su comportamiento es más elevado lejos de El Toralín. Su principal amenaza es el brasileño Yuri, que el curso pasado propició con sus goles el despido de Paco Herrera, ahora líder de Segunda.