El Almería estaba funcionando como una máquina perfectamente engrasada encargada de contener las acometidas del líder y en este sentido no parecía necesario cambiar el acertado rumbo de la nave rojiblanca. Sin embargo la hinchada local tenía el corazón en un puño viendo como peligraba la contiuidad de Fernando Soriano en el terreno de juego, ya que el maño había visto cartulina amarilla a su cuerta falta, por reiteración y había cometido la séptima con petición de amonestación por parte de los futbolistas colchoneros. Francisco, haciendo una lectura correcta de la situación, lo sacó del terreno de juego para evitar males mayores cuando aún no se había cumplido el primer cuarto del segundo periodo, entre los gestos de rabia del bravo capitán rojiblanco. Barbosa cumplió muy bien su doble trabajo de contención y de canalizador del juego de los suyos. Los otros dos cambios llegaron en los últimos compases. Corona entró por Suso en el 89 para dar mayor posesión de balón a su equipo y, al igual que el anterior encuentro frente al Getafe, cumplió con acierto su misión.
En el 2º minuto de los cinco de descuento que concedió Fernando Teixeira, entró Óscar Días en el puesto de Jonathan. Fue simplemente un cambio de cromos con la triple finalidad de parar el ritmo del juego, ganar tiempo y suplir al de Burkina Faso por un jugador con mayor capacidad para aguantar la pelota.