Es práctica habitual en esto del fútbol analizar lo acontecido en un partido en función del resultado.
Siguiendo en esta práctica es obligado valorar de forma positiva la visita del Almería a Lorca. Los almerienses tenían que ganar si o si en terreno murciano al colista de la categoría y lo lograron. Todos contentos y felices desde el punto de vista de la tabla de clasificación en Segunda División.

El Almería no jugó bien en el Francisco Artés Carrasco, ni siquiera fue mejor que el colista de la categoría a la hora de mover la pelota, controlar el juego o encontrar los huecos precisos para alcanzar la meta de René.
Lucas Alcaraz, como era previsible, trató de repetir la experiencia positiva en la competencia y negativa en el marcador de Oviedo, con tres hombres en la sala de máquinas.

Después de un espejismo inicial con un gran disparo de Rubén que el meta local envió a córner y del gol del Lorca fruto de la imaginación de Pérez Pallas, llegó el hundimiento total de los huestes de Alcaraz que consiguieron la hazaña de llegar vivos al intermedio.

El equipo reaccionó tras el descanso, ahora con sólo dos efectivos en al sala de máquinas, logrando algo que parecía imposible, voltear el electrónico fruto de una mayor efectividad de los indálicos con nombre de autor. El 1º el de Caballero, en una demostración de lo que debe hacer un 9, el 2º otra en una obra de arte del mejor elemento de la plantilla, Rubén Alcaraz. El partido terminó con pesadilla para el casi medio millar de hinchas almerienses presentes en Lorca por la sucesión de errores de los rojiblancos en las acciones del rival a balón parado.