No hay que ser un lince, ni un consumado técnico en la materia balompédica, para diagnosticar que en este comienzo de competición el Almería está sufriendo un cortocircuito en su juego cuando se trata de pisar de los tres cuartos de campo para adelante.

Siendo superior al Numancia en casi todo el primer tiempo, sólo creó dos oportunidades y ninguna subió al electrónico. En el partido de Copa sólo fabricó una, y Tino Costa se inventó la segunda, en un encuentro en el que el balón fue para los rojiblancos. Falta evidente de profundidad. Por todo ello, el conjunto almeriense ha logrado materializar dos goles en los cuatro partidos que ha disputado, es decir, en 360 minutos, un grado de efectividad absolutamente insuficiente en la categoría.

Fondo de armario
En sus manifestaciones previas al choque, los dos técnicos declararon que iban a jugar los no habituales. Ramis lo cumplió, alineando sólo dos titulares; Cervera sólo jugó con cuatro de los teóricos suplentes. Pero ni Ramis ni los que salieron regalaron la eliminatoria, lo dieron todo por pasar de ronda, pero la efectividad de los locales decantó el nombre del equipo que jugará la tercera ronda.

En cualquier caso, Ramis hizo lo que había anunciado y lo que debía. Aprovechar el partido para ver en acción a los que no han participado en las tres primeras jornadas o han jugado poco. Compitieron al máximo nivel, pero el Cádiz sacó partido de una pérdida de balón. La Copa ha debido servir para que Luis Miguel Ramis tome buena nota del fondo de armario del que está dotada su plantilla y trate de tomar las medidas para mejorar las prestaciones ofensivas de los suyos y también en la estrategia.