El Almería no ha podido concatenar su tercer triunfo consecutivo al caer en su propio feudo ante el Real Valladolid.
Fue un partido perfectamente catalogable como extraño porque pese al trabajo y a la entrega de los almerienses, éstos nunca consiguieron tener el mando pleno de las operaciones sobre el terreno de juego.
Pese a que el cuadro almeriense no cuajó un primer tiempo para enmarcar, lo cierto es que tuvo más posesión que el rival y controló bien las acciones de ataque del rival.

Del 1-0 al 0-1
En los duelos futbolísticos igualados suelen dictar sentencia pequeños detalles o jugadas puntuales. Esto fue la que sucedió el domingo. Ninguno de los dos equipos inquietaba seriamente la rival porque había miedo a encajar. Pero surgió la figura majestuosa de Ximo para realizar una jugada personal para enmarcar, que continuó fidel y culminó Uche a bocajarro encontrándose con la providencial mano de Becerra, que salvó a su equipo. cuatro minutos después, el mazazo. Fruto de un error forzado de Borja, que pudo ser objeto de falta, el cuadro pucelano se vio por delante en el marcador sin haber hecho mérito para ello.

Pese a todo el equipo local no le perdió el pulso al partido, incluso en la segunda mitad puso cerco al área rival, pero la falta de acierto en el remate y que la conexión Pozo-Fidel no funcionó como en otras ocasiones, la derrota se consumó no sin que antes Becerra volviera a salvar a los suyos consiguiendo pasar de villano, estaba siendo muy criticado, a héroe en el Mediterráneo. Pese al dolor por no haber logrado un triunfo que hubiera allanado el camino hacia el objetivo final, hay que mirar adelante con fe.