Ahora que el Almería afronta un nuevo partido fuera se me viene a la memoria el último gol encajado en Tenerife donde los de blanco parecían aviones y los rojiblancos que jugaban con muletas.

Seguro que Soriano (ya no está) diría aquello de “los que no habéis jugado al fútbol...” como si el ser futbolista profesional de patente de corso para hablar. Pues voy a hablar sin haber sido profesional pero viendo fútbol toda la vida. Toda.

Me vale que el equipo salga con la torrija del vestuario un partido pero fuera de casa se regala la primera mitad “no hemos salido bien, no hemos estado intensos”, eran palabras de Soriano en sala de prensa.

Me vale que “de una pérdida de balón nos ha llegado el gol”, decía Soriano cuando lo que nos quería transmitir es que “así no se puede salir a un campo de la Liga Profesional”. Se mordía la lengua. Así le ha ido.

A lo que vamos. Que noto falta de chispa en los jugadores. No ganan duelos individuales y le ‘comen la tostá’ los contrarios con independencia de quién sea el rival: de arriba o de abajo.

Sin haber sido futbolista profesional pero viendo más fútbol que Soriano (por la edad) le debo recordar que esto hablando en planta se llama INTENSIDAD y el Almería fuera de casa no la ha tenido.

Hay muchos tipos de intensidades en el fútbol y deseo que no sea la peor la que padece el equipo. Estaría más tranquilo si es por una ‘caraja’ o por miedo a perder la pelota porque si es por falta de chispa mal vamos.

El Almería fuera de casa no sale a morder. No es intenso. No saca al rival del campo. No gana los duelos individuales. Siempre igual: plano.

La chispa de la vida se llama intensidad. Tantas primeras partes regaladas nos han llevado al pozo.

El Almería fuera de casa no tiene intensidad. Los rivales parecen aviones y ellos que van con muletas.