La directiva del UCAM CF, con Pedro Reverte a la cabeza como director deportivo de la entidad, ha decidido que Francisco Javier Rodríguez Vílchez sea el sustituto de José María Salmerón en el banquillo del UCAM. Se trata, tras un mal inicio de Liga en el estreno de los universitarios en Segunda División, de una apuesta que, en cierto modo, es como darle un giro de 180 grados al perfil de un Salmerón que finalmente ha sido 'devorado' por los malos resultados.

Francisco, quien ha sido futbolista profesional y quien, por ejemplo, marcó un gol en el Bernabéu ante el Real Madrid defendiendo la camiseta del Albacete en la temporada 2004-2005 de los más bonitos del curso, era el preferido por todos desde el primer momento y el acuerdo es total a falta de la firma. Y es que los responsables del UCAM han reaccionado rápido antes de seguir manteniendo al equipo en una dinámica que no beneficiaba a nadie.

La llegada de Francisco al banquillo de La Condomina, salvo que hoy pase algo inesperado, va a suponer dos cosas importantes que van a afectar al equipo de manera inmediata. Primero que el exjugador de Primera División es más arriesgado que Salmerón en lo que se refiere a dirigir equipos, lo que puede tener un efecto muy positivo entre una afición que, al margen de las derrotas, estaba empezando a aburrirse con la monotonía de unos jugadores que, unas veces por el planteamiento y otras por fallos individuales, no han terminado de asentarse en la categoría. Ahora bien, Francisco ha sido delantero, es un técnico joven con mucha vocación ofensiva y tiene a su favor también que podrá tener voz y voto tanto en las salidas como en los fichajes que puedan producirse en el mercado de invierno. Tratándose de un momento propicio ya que queda todavía toda la segunda vuelta del campeonato, la llegada de Francisco también sirve para liberar tensiones en un vestuario en el que, tras el despido de Salmerón, muchos jugadores sienten ahora una motivación extra para tratar de ganarse un puesto que con el anterior técnico era imposible, puesto que el hombre que logró el salto al fútbol profesional con la entidad universitaria había provocado una división en el vestuario irreversible.

Pero ahora con Francisco, el club que preside José Luis Mendoza espera que la situación cambie. Que nadie espere que el UCAM aumente sus aspiraciones, pero es verdad que la plantilla tiene oficio y calidad como para no deambular por la zona de descenso cuando hay rivales que, con menos mimbres, lo están haciendo mejor.

El exfutbolista de 38 años colgó las botas en el Orihuela de Segunda B, pero dio el salto a los banquillos dirigiendo al filial del Almería durante dos campañas y en la 2013-2014 firmó un trabajo impecable para mantener al equipo en Primera División. El curso siguiente, la directiva almeriense confió en él para seguir en Primera, pero lo despidieron a las nueve jornadas. El reto de Francisco en el UCAM es distinto, pero también es un reto de envergadura sin ninguna duda. Una plantilla confeccionada para no sufrir ha terminado por meterse en los puestos de abajo y lo que es peor, con unos jugadores que llevaban tiempo en poca sintonía con Salmerón.

El aterrizaje del nuevo preparador, eso sí, pone la pelota en el tejado de unos jugadores que, entre que se acostumbran al nuevo entrenador, tienen dos partidos complicados para cerrar el año. La visita del líder Levante el domingo y el viaje a Balaídos para medirse al Celta en la Copa del Rey tras el 0-1 de la ida en La Condomina. Aunque la Copa es importante, la verdadera misión que se la encomendado a Francisco es que logre sacar mayor rendimiento a una plantilla que, a pesar de contar con algunos veteranos, está pagando también un poco la novatada del estreno en el fútbol profesional. A dos puntos de la zona de salvación, la llegada de Francisco supone un soplo de aire fresco para una afición que lleva ya más de un mes mostrando su descontento con el anterior preparador y que espera que todo se soluciones pronto.