Armas de guerra y riesgo de ser recibidos a tiros: así fue la operación policial contra el narco
Fueron detenidas más de 20 personas y se incautó armamento de guerra de gran calibre

Imagen de uno de los agentes participantes en la macrorredada
Más de 400 agentes de la Policía Nacional y la Guardia Civil participaban de forma conjunta el pasado martes en una operación contra el narcotráfico con pocos precedentes en el Bajo Andarax. Pero, ¿por qué ese cuantioso despliegue?
La preocupación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado no residía en el mero tráfico de drogas, ni en el cultivo de marihuana o los enganches ilegales que sabían que encontrarían en el Barrio de la Cruz, conocido como Las Cuevas, del municipio de Pechina. La inquietud la protagonizaba lo que, precisamente, no sabían: cuántas armas habría y, sobre todo, si encontrarían resistencia a la operación, transformando la zona en un campo de batalla.
Y, efectivamente, las sospechas no eran infundadas. En los sucesivos registros que se realizaron en distintos inmuebles de la zona, los agentes hallaron un auténtico arsenal que llegaba a contar con armas de guerra de gran calibre, tal y como ha podido saber LA VOZ a través de fuentes cercanas a la operación.
De esta forma, la presencia de más de 400 agentes respondía a la necesidad de llevar a cabo una operación contundente que pudiera actuar con rapidez y, sobre todo, dar respuesta a cualquier recibimiento a tiros.
Una zona violenta
Esa precaución ante la posible resistencia que pudiera encontrar el dispositivo policial (que se saldó con la detención de más de una veintena de personas y la incautación de numerosos cultivos de cannabis y el armamento antes citado) nace precisamente de la tensión existente, en los últimos meses, en la comarca del Bajo Andarax.
No en vano, las autoridades eran conocedoras de la existencia de divisiones internas entre los jefes de las distintas ramas y clanes dedicadas al narcotráfico. Esa disensión había alcanzado cotas de cierta violencia, a lo que habría que sumar el principal problema: los ‘vuelcos’ de droga entre los distintos grupos dedicados al tráfico, robos mucho más rentables que el simple cultivo y que también habrían contribuido sobremanera a la escalada de violencia sufrida en el Bajo Andarax en los últimos tiempos.
De hecho, la macrorredada no se limitó tan solo al barrio de La Cruz de Pechina. Los agentes también realizaron incautaciones en otra barriada, la de Las Cortinillas, además de tener bajo vigilancia zonas que van más allá del término municipal de Pechina.
Los detenidos
Apenas han trascendido datos en cifras de la cantidad de droga incautada o el número total de armas halladas en los registros. Lo que sí se sabe es que los técnicos de la compañía Endesa lograron desarticular 155 enganches irregulares a la red eléctrica compuestos por más de 2.500 metros de cableado.
Además, entre la veintena de detenidos durante la operación, fueron arrestados algunos de los cabecillas de las distintas organizaciones dedicadas al narcotráfico que habían participado previamente en los tiroteos que venían siendo fuente de preocupación para alcaldes y vecinos de la zoa del Bajo Andarax.
Todo ello, en una operación que venía cocinándose a fuego lento durante los últimos meses y que pasaba por golpear a la cabeza de la organización, obviando así el menudeo y la pequeña venta.
La operación forma parte de un esfuerzo coordinado para erradicar la presencia del crimen organizado en la zona y restaurar la seguridad en la comarca, que había sido sacudida por distintos episodios de violencia vinculados al narcotráfico y a enfrentamientos entre familias.
Diez técnicos de Endesa completaban un operativo en el que se identificaron con cámaras termográficas a lo largo de 52 registros los distintos enganches fraudulentos a la red eléctrica para el cultivo de droga.