“Almería no es una batalla perdida para la izquierda. Ni mucho menos”
Entrevista con Antonio Maíllo Cañadas, coordinador federal de Izquierda Unida

Antonio Maíllo, fotografiado en el Paseo Marítimo de Almería, cerca de la sede provincial de Izquierda Unida.
Antonio Maíllo abandonó la política para regresar a las aulas. Ahora, de vuelta, ya es líder nacional de Izquierda Unida y candidato a la Junta de la coalición Por Andalucía.
¿Por qué ha vuelto?
Porque no quiero la sociedad que parece que va a haber. No me gustan las pulsiones de odio, de intoxicación, de pérdida de derechos, que puede haber si llega el autoritarismo a España y Andalucía. Estaba feliz en mis aulas, pero es un deber cívico comprometerse y evitar que eso se produzca. Y, además, convencer a la población de que merece la pena luchar por un modelo social justo.
Vuelve a la primera línea de la política y vuelve a Almería. Observo que lleva un pin con el Indalo en su camisa.
En estos años no he dejado de informarme sobre Almería. Vuelvo en un contexto diferente. ¿Y qué observo? Pues la necesidad de movilizar electoralmente a un sector de la izquierda que está desmovilizado en Almería y eso permite que la derecha tenga ese respaldo en las urnas. Hay que cambiar esa tendencia y, por ello, le digo que Almería no es una batalla perdida para la izquierda. Ni mucho menos. Junto a ello, lo ocurrido en la Diputación demuestra que hace falta un giro de timón en la provincia.
Hay sondeos que apuntan a que en Almería se puede dar el sorpasso de Vox al PSOE.
Me preocupa que parte de la sociedad compre un discurso absolutamente tóxico y venenoso de Vox. Es el momento de que la sociedad almeriense analice y vea que la salida más noble y más sostenible es la integración de los almerienses de nuevo cuño que han decidido venir aquí, como muchos almerienses se fueron a Cataluña, y desean ser acogidos con toda la dignidad que merecen. No se puede reaccionar con xenofobia y racismo.
También apuntan esos sondeos a un aumento de jóvenes que siguen a Vox.
¿Pero qué parte de ellos? No todos. Puede ser efímero ese apoyo. Confío en que muchos jóvenes estén espantados de lo que oyen decir a sus compañeros y no abracen en modo alguno a la extrema derecha.
Hubo un tiempo también en que los jóvenes se decantaban por Podemos. Hablando de la formación morada, ¿habrá integración en la coalición Por Andalucía?
No lo sé. El momento histórico actual exige una altura de miras y una responsabilidad que debe llevarnos a una propuesta unitaria.
Pero el tiempo de espera se acabará.
Sí, cuando se convoquen las elecciones andaluzas. Pero en clave política hay límites porque no se puede estar deshojando margaritas.
Ha sido la última semana complicada en el panorama nacional.
La más complicada desde que hay un gobierno de coalición de PSOE y Sumar desde noviembre de 2023. Es la crisis más grave y ante ello no solo hay que ser transparentes y explicativos, sino también no dar sensación de parálisis. Eso sería la mayor de las bandejas que se daría a la extrema derecha para llegar al gobierno.
Concrete más.
La prioridad se llama vivienda, vivienda y vivienda. Hay que prorrogar unos 632.000 contratos que caducan en 2026 y esos alquileres pueden subir entre un 30 y un 40 por ciento. La población debe sentir que hay un gobierno que los apoya y los defiende.
Hay a diario denuncias de acoso sexual por parte de políticos de PSOE y PP.
Eso se da en todas las organizaciones políticas. La clave está en cómo actuar. En nuestro caso, en IU, tenemos un protocolo antiacoso y ante una denuncia anónima se actúa inmediatamente.
¿Qué percibe del momento actual de IU en Almería?
Tuvimos un momento complicado en el último ciclo electoral. Partimos de un suelo más limitado que en otros territorios. Sin embargo, percibo que frente a años de resignación, hay un cambio en el estado de ánimo.
Y lo que ha pasado en la Diputación recientemente.
Eso marca un punto de inflexión con consecuencias políticas y electorales. Ese caso, del PP, es una mancha al prestigio y la reputación de la provincia. No se puede identificar a Almería con corrupción. Por lo tanto, tiene que haber un voto de rebeldía. Y ese voto se llama Por Andalucía.
¿Qué opina del modelo agrícola de Almería combinado con el modelo social?
La amenaza que hay es que cada vez hay más grandes propietarios de invernaderos y antes eran prácticamente familiares. En segundo lugar, queda la asignatura pendiente de la integración de los inmigrantes a todos los niveles. Se les debe dar empleo digno y derechos dignos en materia de sanidad, educación y vivienda. El modelo agrícola de Almería, sin la población inmigrante, no existiría.
Aquí siempre faltan infraestructuras.
El PP ha incumplido las grandes promesas sanitarias. El hospital de Roquetas, por ejemplo, es insuficiente y eso abre la puerta a la sanidad privada. Además, en educación, no ha habido planificación. No se han creado colegios e institutos para hacer frente a la demanda pero sí caracolas, aulas prefabricadas.
Sin olvidarnos de las comunicaciones.
Suspendí mi anterior visita porque cancelaron el vuelo de Sevilla. Eso mismo pasó otras dos veces en la misma semana. El déficit de infraestructuras de transporte en Almería es brutal.