No den la espalda a Andalucía
No den la espalda a Andalucía
Con la escenificación de un congreso que nada ni a nadie cambia, los socialistas vuelven a dar la espalda a Andalucía, pues mientras las cifras de paro andaluz crecen hasta niveles intolerables, los socialistas se dedican exclusivamente a resolver los problemas internos de su propio partido. Por si los congresistas y los cazadores de votos de pasillo no lo saben, el paro registrado volvió a subir en Andalucía en enero en 39.050 personas (4,03%), una cifra que debería ser un baldón de desvergüenza para cualquier gobernante, aunque el PSOE andaluz sólo tiene tiempo para entretenerse en este congreso de cómplices fracasados de Zapatero. Pero quien da la espalda a Andalucía, quien mira para otro lado ante una emergencia social o quien sólo sabe mirarse a sí mismo, no merece obtener la confianza de los andaluces. Y es que los andaluces somos plenamente conscientes de la incapacidad del PSOE para que Andalucía supere la crisis y se den las condiciones que permitan la creación de empleo. No hay que olvidar que los socialistas que ahora están de congreso, son los mismos que apoyaron las políticas que, desde el Gobierno de Zapatero, dejaron en el paro en más de cinco millones de españoles. Mientras que los socialistas se preocupan exclusivamente de sus facciones, de sus corrientes internas o de su futuro personal, el Partido Popular supone para los andaluces la oportunidad de invertir el sentido de esta espiral de despropósitos. Y así, de cara a la próxima cita electoral del 25 de marzo, el PP ha puesto en marcha ya su campaña informativa para explicar a los ciudadanos sus alternativas, sus propuestas y sus soluciones para cambiar la situación de Andalucía. Este cambio es a todas luces una urgencia, porque es inaplazable la sustitución de unos gobernantes que se saben ellos mismos incapaces de afrontar el futuro porque están lastrados por su inoperancia y las sombras de una gestión cuajada de escándalos de todo tipo. Con todas las reservas necesarias, he de destacar que las encuestas confirman el clamor de los andaluces por el cambio que propone el PP y consolidan una tendencia que debe suponer para nosotros un estímulo y un indicador, pero nunca una realidad. Hasta la noche del domingo 25 de marzo, no hay clamores ni deseos que valgan. Como siempre digo en estos casos, nadie gobernó jamás con buenos pronósticos. Se gobierna con buenos resultados electorales. Y para obtenerlos es necesario que nos volquemos en explicar nuestras medidas y nuestras ideas para que ese cambio que millones de andaluces deseamos pueda convertirse en fructífera realidad. Propuestas pegadas a la calle y reformas que conecten con las auténticas preocupaciones de los ciudadanos, que son la regeneración social, política y económica: honestidad, austeridad y compromiso de todos para salir de la situación de postración a la que nos han llevado los gobiernos socialistas. Esas son las claves. Lo demás son peleas internas.