Antonio Galindo, el profesor que supo enseñar más allá de las aulas, ya tiene una plaza en Almería
Un espacio verde en el barrio de Ciudad Jardín recuerda al docente de La Salle, fallecido en el año 2021

Inauguración de la plaza Profesor Antonio Galindo Cuenca, el pasado jueves, y una imagen del docente.
Fue un profesor adelantado a su tiempo, uno de esos docentes que sabían (y defendían) que las grandes enseñanzas de la vida no siempre se adquieren entre cuatro paredes.
Antonio Galindo Cuenca (Almería, 1956-2021) dejó una huella imborrable en miles de almerienses a los que dio clase en La Salle. Ahora, la ciudad le rinde homenaje dándole su nombre a un espacio verde en el barrio de Ciudad Jardín.
“Era una persona humilde, sencilla, bondadosa y, sobre todo, muy creativa. Y esa forma de ser la tenía tanto en la faceta personal y familiar en casa como en la enseñanza”, dijo la historiadora del arte María Dolores Durán, su viuda, tras inaugurar, el pasado jueves, la Plaza Profesor Antonio Galindo Cuenca, entre las calles Abogado de Oficio y carretera de Sierra Alhamilla, junto a la calle La Marina.
Un lugar que recordará para siempre a este “almeriense ejemplar” en definición de la alcaldesa, María del Mar Vázquez, quien presidió un acto que contó con la asistencia de familiares y amigos del homenajeado, equipo de Gobierno y representantes de la sociedad almeriense.
Un profesor inquieto
Tras cursar Biología (en la especialidad de Bioquímica) en la Universidad de Granada, Antonio Galindo regresó a Almería en 1978 para ejercer la docencia en La Salle y en la Escuela Universitaria de Enfermería. Ya entonces comenzó a manifestar su voluntad de acercar a los alumnos al mundo real. “Él quería que no solo estuvieran en el aula, sino que conectaran lo que estaban aprendiendo con la sociedad”, recuerda Durán, con quien se casó en 1979 y tuvo dos hijos: Alejandro y Cristina.
Ejemplo de ese afán por ampliar las miras de sus pupilos fue la Semana de la Ciencia que impulsó en La Salle y trascendió al colegio: llegaron a exponer en el Patio de Luces de la Diputación. En el colegio puso además en marcha un club de informática y unas jornadas de orientación para quienes iban a pasar a la universidad. Siempre volcado con los lasalianos, presidió durante más de 40 años la asociación de antiguos alumnos.
Galindo fue asimismo director de formación en el Hospital Virgen del Mar y formó parte del Instituto de Estudios Almerienses, donde dirigió el departamento de Tecnología y Ciencia. También dio clases en el Centro de Profesores, en la Universidad de Mayores y en el Máster de Profesorado de la UAL.
Por su trayectoria, el alcalde Ramón Fernández-Pacheco le entregó en 2019 el Escudo de Oro de la ciudad. “Es lo más grande que le puede pasar a un almeriense”, confesaba el querido profesor. Seis años después, Almería lo inmortaliza en una plaza por la que cada día pasarán esos niños y niñas en los que él siempre creyó, convencido de que se harían hombres y mujeres de bien.
El alma de ‘Miradas adolescentes’
En un principio dirigido a alumnado de La Salle, la última edición contó con la participación de más de 2.100 estudiantes de 23 centros almerienses de Infantil, Primaria, Secundaria y Bachillerato, 52 proyectos presentados y 15 finalistas.
En 2021, Antonio Galindo recibió a título póstumo el premio ASFAAN (Asociación de Festivales Audiovisuales de Andalucía) en la Gala del Audiovisual Almeriense de FICAL. Desde ese año, el certamen lleva su nombre.