El poeta que se enamoró de una casa en una calle de Almería a la que hoy da su nombre
Un intelectual que no solo descubrió Almería, sino que quedó irremediablemente cautivado por ella y por una casa concreta

Uno de los rincones de la casa.
“No se sabe bien quién eligió a quién, si yo elegí la casa o la casa vino a verme”. La pregunta permanece abierta. ¿Puede una casa elegir a quien la habita? ¿Puede un lugar reconocer a su dueño antes incluso de ser descubierto?
Almería tiene una mezcla entre lo místico, lo tradicional y, por supuesto, lo bello, que hechiza a todo el que la descubre. José Ángel Valente fue uno de esos elegidos. Uno de los intelectuales que no solo descubrió Almería, sino que quedó irremediablemente cautivado por ella y por una casa muy concreta.
Aquella vivienda es hoy conocida como la 'Casa del Poeta José Ángel Valente', y se sitúa en la céntrica calle a la que el célebre autor da su nombre.
Aunque su estructura original y la esencia de sus espacios se han conservado, recientemente se ha puesto en valor como un centro cultural vivo que celebra la poesía y el arte en múltiples formas, desde la palabra escrita hasta la fotografía.
Valente llegó a la ciudad en 1985, después de haber vivido en Madrid, París, Oxford o Ginebra. Su elección no fue casual: vino recomendado por su amigo Juan Goytisolo, autor de 'Campos de Níjar', obra clave para entender la realidad social del campo almeriense en los años cincuenta.
En su obra, Valente dejó entrever su pensamiento filosófico y su espíritu crítico. Especialmente notable fue el relato 'El uniforme del general', por el que fue sometido a un consejo de guerra en 1972 debido a su visión sobre el estamento militar.
En entrevistas, Valente hablaba con admiración del paisaje almeriense: la Alcazaba, la Isleta del Moro, el desierto de Tabernas. Veía en ellos poesía, verdad y silencio. Y también expresaba preocupación por la degradación del entorno y las construcciones que, incluso entonces, amenazaban aquel patrimonio natural. El documental 'El lugar del poeta' (2007) recorre su trayectoria, su pensamiento y su relación íntima con Almería.
Quizá, al final, aquella frase inicial desvele la respuesta: algunas casas no se habitan, se heredan. Y algunos lugares no se eligen, se revelan.