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Almería

Entre lágrimas y acuerdos: los picos de divorcio que marcaron la última década en Almería

La provincia cierra los dos primeros trimestres de 2025 con 647 casos de separación

Acuerdo elaborado por un abogado al firmar el decreto de divorcio.

Acuerdo elaborado por un abogado al firmar el decreto de divorcio.La Voz

Víctor Navarro
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Cada año, decenas de parejas en Almería toman la difícil decisión de poner fin a su matrimonio. Detrás de cada divorcio, cada acuerdo de custodia o cada separación consensuada hay historias de convivencia que se rompen, de ajustes necesarios y de familias que buscan reorganizar su vida. En los últimos diez años, se han visto cambios claros: los divorcios consensuados han ganado protagonismo.

En 2025, los divorcios continúan dominando el panorama familiar en Almería. Solo en el primer trimestre se registraron 324 casos consensuados y 323 no consensuados. En cambio, las separaciones apenas sumaron 13 entre consensuados y no consensuadas, y las nulidades son prácticamente inexistentes. En conjunto, estos datos significan que siete de cada diez disoluciones de pareja en la provincia se producen a través del divorcio, confirmando que la separación se ha convertido en un recurso residual.

La vida familiar en Almería ha encontrado en 2024 y 2025 una nueva estabilidad tras años de cambios y altibajos. Los tribunales de familia registran cifras similares de divorcios y separaciones a las de años anteriores, con alrededor de 1.350 a 1.400 casos previstos para 2025. En 2025, con 668 divorcios y separaciones en los dos primeros trimestres, la provincia parece haber alcanzado una cierta estabilidad. Si el ritmo se mantiene, el año cerraría con entre 1.350 y 1.400 disoluciones, muy en línea con los registros de 2024.

El cuarto trimestre de 2016 quedó marcado por un récord de divorcios no consensuados, con 276 casos, el pico más alto de la serie histórica. Otros hitos también llaman la atención: los divorcios consensuados alcanzaron su máximo en el tercer trimestre de 2015, con 268 casos, mientras que las modificaciones de medidas no consensuadas llegaron a 147 en el cuarto trimestre de 2024. Estas cifras muestran cómo, más allá de la ruptura inicial, cada vez son más frecuentes los ajustes legales posteriores que las parejas deben gestionar tras separarse o divorciarse.

El COVID no fue la era de los divorcios

La gente se pensaba que durante el COVID los divorcios se iban a disparar, pero los números cuentan otra historia. Antes de la pandemia, Almería vivía años de alta actividad familiar: cada año decenas de parejas tomaban la difícil decisión de poner fin a su matrimonio o formalizar su separación. En 2015, por ejemplo, se registraron 1.803 disoluciones, seguido de 1.729 en 2017 y 1.691 en 2018, los años más activos de la última década. Era una época en la que los juzgados de familia se llenaban de expedientes, mientras las cafeterías y parques de la ciudad reflejaban silenciosamente historias de cambios, mudanzas y nuevas rutinas.

Con el confinamiento, muchos esperaban un aluvión de rupturas, pero en 2020 las disoluciones bajaron a 1.394, y aunque en 2021 subieron a 1.472, no alcanzaron los niveles pre-COVID. Más que un estallido de divorcios, se produjo un aplazamiento: los tribunales cerrados y la incertidumbre retrasaron muchos procesos, que se resolvieron al reabrirse los juzgados.

La pandemia no disparó las separaciones; mostró que decidir poner fin a un matrimonio sigue siendo un paso complejo, que exige tiempo, reflexión y paciencia.

En primer trimestre el más propenso a separarse

En Almería, los divorcios no se reparten de manera uniforme a lo largo del año. Los datos muestran que la mayor actividad se concentra al final y al principio de cada año: el cuarto trimestre, con 4.045 casos, y el primer trimestre, con 4.024, son los períodos en los que más parejas deciden poner fin a su matrimonio.

En cambio, el verano parece suavizar las rupturas: el tercer trimestre acumula solo 3.283 casos, el tramo con menor movimiento. Entre ambos extremos, el segundo trimestre se mantiene en una posición intermedia, con 3.848 casos, dejando claro que las separaciones tienen sus propios ritmos, marcados por la rutina, las vacaciones y, quizá, la necesidad de empezar o cerrar etapas al compás del calendario.

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