Agrupalmería es una empresa que se convirtió con el paso del tiempo en sinónimo de calidad. En la calidad convertida en concepto. Actualmente, está siendo asumida y gestionada por empresarios de origen almeriense de tercera generación, como son Luis García y Rosario García.

Ellos rehicieron la marca Agrupalmería, convencidos de que era una necesidad latente entre los agricultores y los clientes. Juan Manuel Andújar explica así “un bagaje tan amplio como el de Agrupalmería, no es fácil resumirlo en una síntesis. Para mí la síntesis sería una marca, una empresa que aporta calidad tanto al agricultor como al cliente de la distribución y la restauración. Y, por supuesto, al consumidor.

Andújar argumenta al respecto que “en cuanto la marca Agrupalmería regresó al mercado volvió a marcar la diferencia en todos los productos en los que ya había sido importante. Especialmente, en el auténtico tomate raf de sabor. El auténtico tomate verde. Pero también en tomates de larga vida, en tomate rama, en pera y en especialidades como el corazón de buey invertido, el San Marzano o el tomate rosa.

El regreso de la marca

Es un hecho contrastado que cuando la marca Agrupalmería volvió al campo, el agricultor almeriense volvió a Agrupalmería. Lo mismo que ha sucedido con los clientes. Que han vuelto a Agrupalmería. Una razón poderosa que explica este fenómeno tiene que ver con el compromiso adquirido por la dirección de Agrupalmería, directamente conectado con su esencia original. 

El director de Desarrollo de Negocio está convencido de que existe un vínculo estrecho y duradero entre Agrupalmería y los agricultores de la zona que se sienten parte del fenómeno. Parte de “Agrupa”. Es una conexión cuya base es la generación de riqueza vinculada a la marca. Por eso, Andújar deja patente este compromiso consciente de las situaciones que envuelven en el día a día a los agricultores: “somos solidarios de proximidad”.

Tal y como se entiende la producción y la comercialización del tomate no queda otra que “ser muy certeros. Certeros a la hora de sacarlo de la mata, pero también certero en la venta, así como en el proceso de conservación y en el transporte”, detalla Andújar, mientras en la jornada de trabajo en la nave de Agrupalmería culminan las operaciones, con el ruido de fondo del montaje de palets y de los últimos camiones que se preparan ya para partir del muelle de carga.

En definitiva, un trabajo colectivo que debe llegar a la nave de La Cañada muy bien hilado. “Afortunadamente, por la forma en la que trabajamos y por el conocimiento que se tiene del producto desde hace 50 años se consigue cumplir este principio. Se trata de un conocimiento que, además, es compartido con los que consideramos los auténticos gestores que son los agricultores”. El director de Desarrollo de Negocio de Agrupalmería enfatiza la importancia de un aspecto que considera la base de todo y que está en el campo, en la tierra.

Todas estas valoraciones emanan de su propia experiencia vital. Juan Manuel Andújar recuerda su época de estudiante, cuando era necesario recorrer los líneos de tomate con una lata de atún aplicando el entonces célebre “Tomatón”, aquel fitorregulador hormonal que ya ha dejado de usarse gracias a la llegada de los biopolinizadores.

Todo ha cambiado en la agricultura almeriense, pero los fundamentos siguen presentes, como sucede en los agricultores de la gran familia Agrupalmería. Así lo cuenta el director de Desarrollo de Negocio de la empresa, que reconoce cuánto han cambiado las técnicas agrícolas, sin que dicha evolución hayan dejado atrás la esencia.

Juan Manuel Andújar también es agricultor. Como el mismo prefiere precisar, “soy agricultor de cuarta generación, de la Vega de Almería y de La Cañada. Eso es algo que no te puedes quitar de la cabeza, ni de la piel tampoco. Ni del corazón ni de los sentimientos más profundos”, asegura, convencido de esta componente identitaria de su entorno profesional y humano.