Las historias de los hermanos Grimm nos han acompañado desde la infancia como un recordatorio de la tradición oral europea. En sus páginas, el bosque aparece como escenario mágico donde habitan brujas, animales que hablan y árboles que parecen tener vida propia. 

Caperucita Roja, Hansel y Gretel o Blancanieves muestran cómo la naturaleza no es solo un decorado, sino un personaje más, capaz de envolver al lector en misterio, temor y asombro. No es casual que sus cuentos sigan fascinando: en ellos late la sensación de que los árboles esconden secretos y de que cada rincón del bosque guarda un relato por descubrir.

En tierras de Almería también encontramos leyendas que parecen sacadas de esas páginas. En este caso, el protagonista es un leñador que, según la tradición, fue castigado por su soberbia y transformado en árbol por obra de un embrujo. Como si los Grimm hubieran paseado por las sierras almerienses y recogido aquí un cuento más para su colección. 

No es un personaje imaginado, sino un ejemplar concreto que todavía hoy sorprende al visitante: el pino negral del Parque Natural Sierra María-Los Vélez, que se alza como un guardián centenario en este paisaje singular.

No solo su leyenda lo hace especial. El pino negral, también conocido como Pinus pinaster, destaca por su porte robusto, su corteza agrietada y sus piñas de gran tamaño. 

Su madera ha tenido un gran valor a lo largo de la historia: se utilizaba para fabricar mástiles de barcos o las ruedas hidráulicas de los molinos, por su resistencia y durabilidad. Sin embargo, más allá de su utilidad práctica, este ejemplar atrae por su aspecto monumental, que parece confirmar la fábula del leñador hechizado.

El sendero donde se encuentra este árbol forma parte del Jardín Botánico Umbría de la Virgen, un espacio integrado en la Red Andaluza de Jardines Botánicos en Espacios Naturales y que pertenece al municipio de María. 

Se trata de un lugar diseñado para mostrar la diversidad florística de Andalucía, con recorridos que permiten descubrir especies características de cada entorno. Por este motivo, su visita está vinculada al horario de apertura del jardín, lo que garantiza tanto la conservación como la experiencia tranquila de los visitantes.

Este sendero ofrece un agradable paseo donde se alternan formaciones vegetales adaptadas a la altitud: carrascales, sabinares, pinares… El recorrido asciende y desciende suavemente, acompañado por la riqueza natural que surge en la confluencia de tres ámbitos biogeográficos: el bético, el manchego y el murciano-almeriense. Es un camino donde el paisaje se convierte en lección viva, en el que la ciencia y la leyenda se encuentran.