Las calas de la provincia de Almería se han consolidado como uno de los grandes tesoros naturales del sur de España. Aisladas, salvajes y bañadas por aguas cristalinas, estas playas vírgenes se han convertido en un poderoso reclamo para quienes buscan desconexión, belleza y autenticidad, en un paisaje volcánico único con un litoral donde la naturaleza se muestra en estado puro.

En este entorno privilegiado, algunas calas destacan no solo por su estética, sino por la experiencia que ofrecen. Conocidas en otro tiempo solo por senderistas y habitantes locales, hoy figuran entre los destinos costeros más recomendados del Mediterráneo. 

El prestigioso diario estadounidense 'The New York Times' ha sido uno de los últimos en rendirse ante sus encantos, elogiando una de estas playas almerienses como “una de las más bellas del mundo”.

La Cala de Enmedio es un paraíso natural escondido entre formaciones de roca blanca, fruto de antiguas dunas fosilizadas, que se funden con una orilla de arena fina y dorada. 

Su acceso, solo posible a pie desde Agua Amarga o la Cala del Plomo en una ruta de unos 20 minutos, contribuye a preservar su carácter virgen. Lejos de servicios, chiringuitos o edificaciones, ofrece un silencio solo roto por el oleaje, convirtiéndola en un refugio perfecto para quienes buscan calma en plena naturaleza.

Además de su belleza paisajística, la cala es un enclave ideal para practicar snorkel y buceo. Las aguas transparentes permiten observar con facilidad bancos de peces y pozas naturales excavadas en la roca por la acción del mar y el viento. Desde la orilla se pueden contemplar unas vistas privilegiadas de Agua Amarga al otro lado de la bahía y, en lo alto, el cerro de Mesa Roldán, coronado por su faro y una antigua torre vigía.

Este rincón del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, incluido en su día por la Guía Repsol entre los diez lugares más bellos de España, es mucho más que un simple atractivo turístico. Representa el valor de un patrimonio natural que debe ser protegido. Visitarlo con respeto, sin dejar huella, es imprescindible para garantizar que esta joya almeriense continúe deslumbrando a aquellos que la descubran por primera vez.