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El Vaticano aprueba el milagro del Cura Valera y podría ser beatificado en 2026

Se trata del último paso antes de subir a los altares de la Iglesia católica

Imagen del Cura Valera.

Imagen del Cura Valera.La Voz

Álvaro Hernández
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Salvador Valera Parra, el popular 'Cura Valera', está más cerca de subir a los altares. El almeriense ha dado un paso más en ese proceso largo y que no siempre tiene final feliz que es la beatificación (y posterior posible canonización). Tras estudiarlo con el detenimiento que requiere, el Vaticano ha aprobado el milagro que Dios habría realizado por intercesión del Cura Valera en Providence, Estados Unidos, en 2014: la salvación de un bebé clínicamente muerto tras permanecer durante una hora con falta de oxígeno en el cerebro. Todo, gracias a su médico, un huercalense afincado en Rhode Island que le rezó al Cura Valera antes de que el bebé volviera a respirar, sin que a día de hoy exista explicación científica de lo sucedido. 

La aprobación del milagro por parte del Vaticano ha sido anunciada por el obispo de Almería, Antonio Gómez Cantero, en un encuentro con la prensa almeriense con motivo de la celebración de San Francisco de Sales, patrón de los periodistas.

De hecho, si bien "las cosas de palacio van despacio", como ha indicado el propio obispo en clara referencia a la lentitud propia de la burocracia vaticana (en especial cuando se trata de nombrar nuevos beatos y santos), Gómez Cantero ha planteado cuándo podría producirse la subida a los altares del almeriense Cura Valera: el obispo de Almería señala que "podría ser beatificado en 2026, cuando termine el Año Jubilar". 

El camino a los altares

Si bien el vaticinio de una posible fecha de beatificación es tan solo una posibilidad por ahora, lo cierto es que, tras la aprobación del milagro del Cura Valera, su llegada a los altares parece solo cuestión de tiempo.

El paso previo lo dio en marzo de 2021, cuando el Vaticano anunciaba que el papa Francisco había firmado el decreto por el que la Iglesia declaraba “Venerable” al Cura Valera por ser un cristiano “excelente”, que ha vivido de forma excelente la fe, la esperanza y la caridad, así como la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza, que son las virtudes cardinales, y otras virtudes propias de su vocación sacerdotal como la pobreza, la castidad y la obediencia, la humildad y la caridad pastoral, ejercicio de sus virtudes que se ha mostrado en sus actos de una manera permanente en su vida, siendo modelo de sacerdote diocesano, pastor bueno y humilde de su pueblo.

Tras dar por bueno el milagro de Providence, el Cura Valera pasaría a ser Beato, un paso previo a la aspiración final: llegar a ser santo de la Iglesia, culminando un camino que empezó ya en los años 40 del pasado siglo, cuando se comenzaron a recoger testimonios de la vida y los milagros del 'Cura Valera'.

Sobre el Cura Valera

El Venerable Salvador Valera Parra nació en Huércal-Overa (Almería) el 27 de febrero de 1816 en el seno de una familia pobre y humilde, en un tiempo difícil por la presencia de continuas epidemias, hambrunas y persecuciones a la fe, forjando una fe firme que le hizo "un auténtico apóstol de Cristo".

Se conserva la casa natal en la calle que lleva su nombre. Estudió en el Seminario de San Fulgencio de Murcia, diócesis a la que entonces pertenecía esta parroquia. Ordenado sacerdote a los 24 años en 1838, destaca por un celo ardiente, humildad profunda, sencillez encantadora, generosidad admirable y caridad sin límites.

Ejerce su ministerio en las parroquias de Alhama de Murcia y Cartagena hasta que en 1868 regresa como párroco a su pueblo natal. Siempre dispuesto a repartir su comida y vestidos, pasa las noches en vela cuidando enfermos y moribundos, ofreciendo a todos el auxilio espiritual. Atendió con heroísmo a los enfermos del cólera en las epidemias de entonces. Ante el peligro de terremotos nunca quiso abandonar a su pueblo si no lo hacían también los presos a los que socorría. En atención a su entrega recibió varios premios y condecoraciones civiles. El 15 de marzo de 1889, tras una vida sacerdotal entregada y acompañada de signos extraordinarios muere en olor de santidad. Su cuerpo reposa junto al altar de la Iglesia Parroquial de La Asunción de Huércal-Overa, donde se conserva viva su fama de santidad.

Ya en vida era admirado por sus virtudes cristianas y sacerdotales, e incluso se le atribuían hechos milagrosos, por lo que el entonces Arzobispo de Valencia dijo de él: «no estoy hablando de un hombre ni de un sacerdote, hablo de un ángel».

Son innumerables los testimonios de fama de santidad y de signos de Salvador Valera recabados a lo largo de los años y que sigue viva en la actualidad, llegando a ser definido como «el Cura de Ars español», pues vivió su ministerio sacerdotal principalmente en su pueblo natal de Huércal Overa. No se conocen de él escritos ni grandes hazañas, no fue fundador de ninguna Congregación religiosa, sólo brilla en él la vivencia profunda de su ser sacerdotal, fundamentada en la Eucaristía y la oración, en la entrega a sus feligreses, en la caridad continua hacia ellos, un auténtico pastor “con olor a oveja” que diría el Papa Francisco.

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