Dos familias de Madrid de vacaciones en Cabo de Gata. Una amistad que nace durante los años de la movida y que resiste al paso del tiempo jugando sobre un espinoso alambre de traiciones, medias verdades, mentiras completas, envidias, rencillas y fantasmas del pasado. Una desaparición y un misterio que investigar entre la pureza de las calas y la oscuridad de los locales de dudosa reputación del litoral almeriense. Con estos ingredientes, Javier Rovira (Almería, 1967) agita el sugerente cóctel de ‘Los amigos fieles’ (Ediciones B), su tercer libro. Una novela negra con aroma de thriller que presenta este viernes 4 de abril en Vera (Espacio Lector Nobel, 19:00 horas) y que al día siguiente firmará en la Feria del Libro de Almería (12 horas, caseta de El Faro de Recóndito).

Pianista, profesor de conservatorio en Madrid y gestor cultural (dirige cada verano el festival Clásicos en el Parque, que se celebra en el Cabo de Gata desde hace más de dos décadas), Rovira regresa en esta obra a algunas de las constantes ya presentes en su anterior trabajo, ‘Mala mar’ (RBA): los peajes de las relaciones personales (allí una familia, aquí dos parejas de amigos), la influencia del pasado en el presente (entonces, la transición; ahora, los 80), el peso de la música (de la clásica de ‘Mala mar’ al pop-rock de ‘Los amigos fieles’) y el impacto, la “fuerza telúrica”, del paisaje en los personajes y en la propia trama. “Esa historia transcurre en Asturias y casi todo el mundo me decía que por qué no hacía algo en Almería, en el Cabo de Gata, al que estoy tan vinculado por el festival”, expone durante una entrevista con LA VOZ días antes de viajar a Almería.

No sin “pudor” por moverse en un lugar que conoce tan bien, se lanzó a la aventura. “Me daba miedo caer en la tarjeta postal, en alabar las maravillas del Cabo, y meterme en una historia tan oscura como esta”, detalla. Sí quiso utilizar a personajes que no son almerienses, sino “la visión de alguien que llega de fuera” para mostrar lo que hay más allá de las maravillas que en la provincia se conocen bien.

Amistades tóxicas

‘Los amigos fieles’ juega desde su título con la ironía: las relaciones entre los dos matrimonios, sus hijos y algunos invitados más a esas vacaciones, en teoría idílicas, esconden un alto componente de toxicidad. “Es el centro de lo que he querido contar, esas envidias y traiciones que nacen desde el patio del colegio. Me inquieta mucho el daño que nos pueden hacer las personas que supuestamente nos quieren. Aquí no hay investigadores, todo lo que sucede queda en el círculo cerrado de los protagonistas. Y es el daño de quien está a tu lado y en el que confías, el que te lleva fastidiando toda la vida sin tú saberlo, lo que me interesa y me pone nervioso”.

Con mucha habilidad, sin bajar el pie del acelerador, con ritmo y revelaciones sorprendentes, Rovira juega con los puntos de vista de los distintos personajes y mueve al lector entre la movida de los 80, cuando soñaban con montar un grupo de música, y el aparente paraíso del Cabo de Gata de 2012, un lugar que ya les marcó al comienzo de su amistad. “Cuando son jóvenes, en San José pasa algo que les une y les separa a la vez, obligándoles a callar muchas cosas. Hasta que vuelven a encontrarse en una noche loca en Madrid”, señala.

Un Parque Natural que emerge en la novela con todas sus aristas. “Toda novela negra tiene un componente de denuncia social. Y yo he querido mostrar el lado oscuro del Cabo de Gata, que lo tiene como cualquier sitio”. En este caso, la “tragedia humana” de la llegada de las pateras, a la que se suma en la novela una trama de explotación sexual. “Y esto es algo que no me he inventado, lo podemos ver en las noticias. No doy lecciones de moral, simplemente se lo presento al lector”, subraya.

Lo que sí ha querido es dar a todos sus personajes, “aunque todos se portan mal, especialmente algunos”, destaca, una capa de humanidad. “Todos tienen sus motivos. Al final, son unos chicos desamparados que han acumulado muchas frustraciones”.