La otra cara de... Enrique Martínez Salanova
Un náufrago entre las letras y la docencia

Para Martínez Salanova el cómic es un gran recurso didáctico para niños.
Enrique Martínez-Salanova Sánchez nacido en 1942 en Logroño, ha viajado por medio mundo y aunque lleva años afincado en Almería. Profesor, pedagogo, antropólogo y tecnólogo de la Educación, escritor y dibujante, durante décadas dirigió la revista Aularia, de educomunicación, de nacimiento almeriense y, ya jubilado, dedica parte de su tiempo a Amnistía Internacional. Durante muchos años, fue profesor de tecnología educativa, antropología de la educación, didáctica y comunicación e imagen en universidades iberoamericanas y españolas. Miembro fundador y durante 25 años vicepresidente del Grupo Comunicar y subdirector de la Revista Comunicar. Ha recibido varios premios. En 2017, Premio Cine y salud, en Zaragoza, en 2018, el premio Educomunicador, por toda su trayectoria en Sevilla, y en 2023, un reconocimiento, de la Universidad de Valladolid, a la labor docente y divulgadora para el desarrollo de la educomunicación. Ha trabajado en todos los niveles de la enseñanza, incluida la educación de adultos, la formación profesional ocupacional y la formación de profesores y con la infancia marginal. Fue director provincial en Almería del servicio de atención al menor y del Hogar provincial siendo presidente del equipo de adopción. Fundador y director durante doce años, del Instituto Andaluz de Estudios Empresariales, en el campo del cine, ha publicado numerosos artículos en revistas, conferencias, cursos y talleres de trabajo. No sé si seré capaz de estar a su altura en esta entrevista, pero es que cuando Enrique Martínez Salanova un todoterreno de la comunicación habla sienta catedra.
Antes de que no me empiece a tomar en serio, háblenos de su actividad literaria.
Soy autor de varios libros técnicos, entre ellos, “Aprender con el cine, aprender de película”, y de relatos como “El puntero de don Honorato, el bolso de doña Purita y otros relatos para andar por clase”. Curiosamente nacieron como columna en La Voz de Almería y luego pasaron a libro. Publiqué la novela, “El tricornio estofado” así como infinidad de viñetas para revistas. Fui guionista de TVE, en dos de las etapas de Barrio Sésamo y me impliqué en la realización de varios documentales de cine etnográfico.
Dicen que usted es muy culto, pero muy aburrido. ¿Me equivoco?
Lo del aburrimiento y lo de que dicen sobre ser culto o no, es muy subjetivo, depende de quienes te ven y escuchan. Sócrates decía de sí mismo, que no sabía nada, y los que le seguían no pensaban lo mismo. En mis clases y conferencias, siempre, utilizo elementos visuales y alguna vez mis viñetas con una presentación ligadas a las nuevas tecnologías. No recuerdo gente dormida alrededor. Llevo en mis genes el humor andaluz, mi madre era de Huelva, y el riojano, más socarrón, por parte de padre, los he ejercido siempre, en mi vida personal, escritos y clases.
Por su perfil parece un personaje de otra época ¿En qué siglo le hubiese gustado nacer?
Soy de la época que soy. Tener más de ocho décadas y ser transeúnte en dos siglos te da una visión diferente. Como viajero, me hubiera gustado recorrer otras épocas, casi todas, y luego volver a la mía. A mi generación, que nació en la posguerra, le marcó mucho todo lo que quedó de la guerra civil.
Profesor. ¿De pequeño a qué no le gustaba jugar?
Al fútbol. En deportes me movía mejor por el campo y la montaña, los huertos y la natación. Jugué mucho al ajedrez. En fútbol, me solían poner de portero y sin ninguna técnica, defendía los palos con uñas y dientes.
Mi cuñado me dice que un tonto iluminado es más tonto que un tonto ignorante. ¿Lo ve usted así?
Depende del poder que tenga. He conocido tontos para casi todo, pero con unas capacidades inverosímiles para trepar y, desde su estatus, jorobar a todo el mundo. Creo que fue en Chile donde oí hablar del “tonto-pillo”, no hace falta explicar mucho, aquel que fue al Banco y pidió que le cambiaran una peseta “por otra que valga un duro, es que soy tonto ¿sabe?”
¿Qué ha supuesto en su vida personal y profesional su esposa Ilda Peralta Ferreyra?
Todo. Llevamos 50 años juntos, siempre en armonía y apoyo mutuo. De ella, una vida de maestra, aprendí hace años a tener siempre en cuenta a mis alumnos y a preparar concienzudamente mis clases. Y su talante tranquilo contrapesa con el mío.
¿Qué importancia tiene el cómic como recurso didáctico para los niños y adolescentes?
Mucha. Como elemento de iniciación a la lectura, avivar la imaginación y si dibujan, una disciplina completa. El cómic abre vías y mundos, que más tarde se encaminan a otro tipo de lecturas. Lo he utilizado infinidad de veces en clase, sobre todo en viñetas mías, como reflexión y análisis.
Durante unos años ejerció como creativo y dibujante publicitario en Almería. ¿Qué recuerda de esa etapa de su vida?
Momentos densos, trabajo a presión, también situaciones agradables, conocí a mucha gente interesante y aprendí mucho. Más tarde, ya en La Voz de Almería, el conocimiento en profundidad de la provincia y la posibilidad de retomar mis contactos con agencias de publicidad de todo el país. Cuando Novotécnica se hizo cargo de La Voz de Almería, no había publicidad alguna. Me encomendaron la tarea de recuperarla, y lo hicimos en poco más de un año.
Usted es un amante del cine. Le pregunto- ¿Qué película podría ver diez, quince o veinte veces?
Hay películas que he visto muchas veces, como estudio e investigación, y que he utilizado en clases, “El tercer hombre”, de Carol Reed, por ejemplo. Para ver muchas veces elegiría algunos de los musicales relajantes de los años 50. Hace pocos volví a ver, “Cantando bajo la lluvia”. Es curioso que cuando me inicié en los estudios del cine, en los cincuenta y tantos del siglo pasado, los eruditos que nos guiaban, rechazaban frontalmente el cine musical. Fue mi madre la que me reinició en él.
Ha utilizado siempre y toda su vida el cine en sus clases y es autor del libro Aprender con el cine, aprender de película. Una visión didáctica para aprender e investigar con el cine ¿Que pretendía con este libro?
Es un producto de mi actividad personal profesional y de mis intereses desde niño. Intenté con ese libro, que se ha difundido mucho, dar a conocer la importancia del cine como elemento para aprender arte, historia, cultura, derechos humanos, y también la historia del cine, sus técnicas, directores, actores… La idea prioritaria, era animar a los profesores a utilizar el cine en las aulas. Ese libro ha iniciado a gente diversa y se ha utilizado como base para documentar algún festival latinoamericano de cine para niños.
¿Para qué sirve la educomunicación?
La educomunicación señala cómo se deben unir la comunicación y la educación, dos procesos que tienen que ir siempre juntos y a la par. Es una llamada a la actitud y forma de actuar de muchos profesores, que solamente informan, sin tener en cuenta a quienes reciben esa información, que deben igualmente comunicarse con quienes les enseñan.
¿Explíquenos en cuatro o cinco líneas porqué debemos leer su novela “El tricornio estofado”?
Para quien le guste la lectura, entretenerse unas horas. El relato lo encajé en una parte de nuestra historia, finales del XIX y principios del XX, que generalmente nos fueron negados en las aulas. Fue la época en que España perdió sus colonias, en la que variopintos personajes sobrevivían en todo el país, unos subsistiendo mal y otros haciendo las guerras. El lector se encontrará con personajes ficticios e históricos que viven sus épocas como pueden, con dureza y humor.
Se le recuerda por su intento en vano de parar la guerra de Irak mediante ilustraciones en las redes sociales.
Sí, me ganaron “Los tres de las Azores”. Me sumé a la petición de millones de personas y aporté mi granito de arena con dibujos que a lo largo de setenta y dos días cobraron vida repartidos por la red. Alguna viñeta me publicó El País.
Ahora, después de tanta actividad profesional y creativa, ¿Cómo mata el gusanillo?
Por ejemplo, participando en entrevistas como la tuya. Siempre hay alguna mesa redonda o conferencia on-line en la que participo. Y leo mucho, además en los últimos años he realizado más de quinientos dibujos entre el Quijote, El lazarillo de Tormes, el Cid, y algunos otros. Y vemos mucho cine en las plataformas de la tele.
Una pregunta, que si no se la hago reviento. ¿Su oculta vocación frustrada ha sido no haber aprendido a bailar el fandanguillo de Almería?
Exactamente, veo que me conoce. No he sido capaz de bailar el fandanguillo, ni ninguna otra cosa que sea mover los pies. No tengo habilidades bailonas y poseo un récord internacional de abandonos en pista.