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Suspiros de España

`La letra de Marta es muy mala. Yo renovaría con otra música que nos una en algo muy español: la nostalgia y el dolor. Propondría `Suspiros de Espa&ntild

Marta Sánchez ha revolucionado las redes con su versión del himno.

Marta Sánchez ha revolucionado las redes con su versión del himno.

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"Sola, mirando televisión, estaba súper aburrida”, cantaba escotada y escoltada por Olé Olé hace años Marta Sánchez. Tal vez con pose, animando el calentón, la soltó frente a la marinería en aquella guerra de chichi-nabo, o no, que fue la I de Irak; cuando Occidente estimó que la invasión de Kuwait por el “aliado” Sadam Hussein bien merecía una misa y tinglado donde probar los últimos petardos armamentísticos. Ahora resulta, según Marta, que estaba la chiquilla sola hace unos meses, y en la distancia sofocante de Miami no se le ocurrió otra cosa que ponerle letra al himno nacional: la conocida como Marcha de Granaderos o Marcha Real, hecho que incendió las redes, logrando dolosamente el mayor de los propósitos, porque nada hay gratuito: que hablen de una, aunque sea mal.


Que dos españoles se pongan de acuerdo en algunas cosas es imposible, se sobrellevan: política, símbolos, hechos y cohechos. Salvo en las cosas de comer y joder (hay una escena en La vaquilla de Berlanga, ¡el más grande!, gloriosa: “rojos o nacionales, pero a la hora de joder, todos iguales”, si la memoria no me falla). Pues eso, resulta que con los himnos y los símbolos la demagogia se dispara, y los golpes de pecho también. Total, al final lo patriota debiera ser luchar por unos derechos y deberes que como ciudadanos nos dignifican, pero la diana del Ardor guerrero (lindo himno de Infanteria, por cierto) ha quedado para medallas en deportes de riesgo o en las machadas de las ‘Rojas’: fútbol, basket... y Nadal, el Rey.


La letra de Marta es muy mala. Hace unos años, algunos dignos y pesados representantes de las letras como Sabina, Juaristi o Luis A. de Cuenca, por citar algún nombre de entidad, presentaron su propuesta o letanía, pero todos partían de un error de cálculo en España, bajo mi humilde parecer... Somos un país que apenas lee, ¿para qué queremos letra?; tal vez con solo música amansamos las fieras bajo nuestras pieles. Y, la verdad, para vociferar letras que vomitan odio, como algunos himnos, pues nos quedamos mejor en el lo-lo, lo-lo-lo, que tiene su gracia... El debate entre himnos tiene poca discusión, sacar a Franco a la pileta indica lo puerco del asunto y la poca historia estudiada, ya que la Marcha tiene mas de 300 años, hasta fue himno en la I República Española. Pero bueno, puestos a proponer, no caeré en el populismo rancio de la Sánchez. Yo sinceramente renovaría con otra música que nos una, ajena a lo político, en algo muy español: la nostalgia y el dolor. Propondría Suspiros de España como himno nacional. A lo mejor así los políticos se dedicaban a trabajar y no a avivar trincheras. Nos duele tanto nuestro país, que lo mismo suspirando nos reconciliábamos de una puñetera vez con él, porque en el fondo lo queremos.


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