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Otro chato de vino en el 'Montenegro'

Un templo del buen yantar en Almería

Pepe Ibarra a las puertas de la 'Bodega Montenegro' templo del buen yantar.

Pepe Ibarra a las puertas de la 'Bodega Montenegro' templo del buen yantar.Juan Lozano

Tony Fernández
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José Ibarra López nació en Almería al comienzo de la Guerra Civil un 8 de octubre de 1936 en la calle Santa Ana, del barrio del Quemadero. Con 8 años empezó la escuela en el Colegio Ave María del Quemadero hasta que cumplió los 11 y dejó de asistir. Era el año 1947 cuando conoció por primera vez la barra de un bar y fue en la ‘Bodega Observatorio’ del propio barrio donde estuvo muy poco tiempo, porque los dueños de ‘En la Esquinita Te Espero’ se lo llevaron de pinche a hacer los recados.

Durante el tiempo que permaneció en ese establecimiento conoció al dueño y fundador de la ‘Bodega Montenegro’, Juan Puga, y a su sobrino Francisco. Poco a poco fue adquiriendo experiencia. Un día llegó Juan Puga y le preguntó si quería trabajar con él y le respondió: “Tengo que consultar con mis padres y la respuesta fue afirmativa, siempre que yo estuviera de acuerdo con ello”.

Llegada

Así pisó por vez primera la ‘Bodega Montenegro’ donde estaba muy a gusto hasta que llegó 1956 que cumplió los 19 años y se marchó a la Marina para cumplir con el Servicio Militar en San Fernando (Cádiz), y al poco tiempo lo destinaron a la Comandancia de Almería donde permaneció hasta que se licenció alternando y ayudando en la citada bodega.

Compra

En 1958 una vez licenciado uno de sus dos jefes, Juan Puga, le ofreció venderle su parte de la sociedad, situación que no dudó, aceptando y quedándose de propietario junto con la otra parte: Francisco Puga. Por entonces tenía solo 22 años. En 1964 contrajo matrimonio con Josefina Fernández Ledesma en la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús y fruto de ello llegaron al mundo cinco hijos, cuatro varones y una chica: José Javier, María del Mar, Manolín (fallecido), Miguel Ángel y Esteban. José Javier hoy en día es el titular de la bodega y también estaba Manolín hasta su fallecimiento. Miguel Ángel y Esteban regentan en propiedad la 'cafetería Montenegro Catedral' en la capital.

En 1966 falleció en Madrid su socio Francisco Puga Sabio y ante esta situación su viuda María Casas Pozo le ofreció y vendió la parte de su marido. A partir de ese momento era el único propietario de la bodega. Con 30 años de edad ya tenía responsabilidad como empresario con un negocio de hostelería ubicado en el Casco Histórico de la ciudad, en la zona más emblemática como es la Plaza Granero junto a la calle de La Reina, Almedina y alrededores, por entonces con estructura de auténtica bodega como las de antes. Cuenta Pepe Ibarra que el nombre de ‘Bodega Montenegro’ viene porque en su época se quedaron con todo el vino que producían las uvas de las viñas del Cerro Montenegro, de Alboloduy, porque era el mejor vino que se producía en la zona.

Toda una vida

Siendo ya propietario absoluto de la bodega no pasó mucho tiempo para que el añejo local sufriera una transformación que consistió en derribarlo y construir un edificio moderno de cuatro plantas y en sus bajos surgió una bodega más moderna sin perder su línea de siempre, es decir, su olor y sabor de magnífico vino que se criaba de las uvas de las viñas del Cerro Montenegro. La tradición por encima de todo.

Recuerda Pepe Ibarra que su bodega suministraba el vino a otras y a bares de la ciudad. Los vecinos que vivieron en la década de los 60 y 70 y que todavía algunos de ellos están entre nosotros, no se olvidan cuando el bajaba por la calle de La Reina y cruzaba a Pedro Jover empujando los barriles medianos cargados de vino hasta la bodega ‘En La Esquinita Te Espero’.

Desde que se hizo propietario absoluto de la bodega siempre ha sido trabajar sin parar y dice que ha tenido “suerte” porque su clientela ha sido importante y él planificaba para que fuera así.

En 1982 uno de sus hijos, José Javier, entró a formar parte de la sociedad y en 2006 pasó el negocio a su nombre hasta la fecha.

En la actualidad la bodega sigue manteniendo la calidad del servicio con su vino de siempre, pescado fresco y las verduras producidas en la huerta almeriense, y con esta constancia siguiendo la misma línea de siempre le han concedido a la bodega él galardón ‘Solete Guía Repsol’. Pepe, el de la ‘Bodega Montenegro’, a pesar de sus 88 años y que han pasado unos 75 desde que llegó a la bodega, y 58 que la adquirió como único propietario, continúa al pie del cañón ayudando a su hijo.

La bodega donde permanece el sabor de siempre.

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