Marta y Carmen, decididas a dar un nuevo impulso a Pasión oculta, organizan un evento que promete convertirse en la chispa de una nueva etapa. Claudia, con su intuición siempre despierta, propone confiar la tarea a Gema, y la joven no defrauda: su dedicación y buen hacer se convierten en el motor silencioso de la velada. Sin embargo, no todo respira entusiasmo. Tasio, impaciente, reprocha a Andrés el retraso en la producción de jabón. El muchacho, atrapado por la inseguridad y el peso del cargo, acaba confesando a Carmen que aquel puesto le queda demasiado grande, que lo sobrepasa como un río desbordado.

En paralelo, las heridas del pasado vuelven a abrirse. Chema se despide de Claudia, y Raúl, devorado por los celos, la invita a subir a su coche. El paseo, lejos de ser un bálsamo, despierta en ella recuerdos que duelen: la sombra de Mateo y su trágica muerte regresan como un fantasma imposible de desterrar. Ante Manuela, Claudia se quiebra, reconociendo que aquel instante le arrancó la paz.

Mientras tanto, la familia Merino logra vender sus tierras y se acerca a la tan ansiada ampliación de capital. Pero en la casa de los De la Reina, el aire se vuelve irrespirable. Don Pedro amenaza a Digna con desvelar la verdad sobre la muerte de Jesús. La mujer, incapaz de sostener más secretos, confiesa a Damián su versión de lo sucedido. El patriarca, dividido entre la justicia y el rencor, sopesa denunciarla. Digna, rota, decide abrirse también a sus hijos: ya no puede seguir viviendo en la mentira.

El drama alcanza su cenit cuando don Pedro, consumido por el dolor, pide a Luz que le ayude a morir. Ni siquiera la idea del descanso apaga su sed de venganza. En un enfrentamiento con Damián, decide revelar toda la verdad sobre la muerte de Jesús. La discusión se enciende hasta desbordarse y acaba con la vida del propio don Pedro, quien es asesinado por Damián.

Damián, turbado por su implicación, comunica a la familia la tragedia con la voz quebrada. Digna, aterrorizada por las consecuencias, apenas logra sostenerse, mientras Irene, con mirada aguda, empieza a sospechar que Damián guarda más secretos de los que se atreve a confesar.