En los últimos compases de ‘Sueños de libertad’, los ecos de la junta resuenan aún en los pasillos del poder. Marta, con voz firme y mirada encendida, le revela a Fina los entresijos de aquel encuentro decisivo, en el que se tejieron alianzas y se deslizaron puñales invisibles. La tensión, casi palpable, se extiende como una bruma densa entre quienes componen el entorno familiar y empresarial. Joaquín, por su parte, no logra disimular la inquietud que le provocó su reciente conversación con Damián, un diálogo que sembró dudas y despertó viejos temores.

Digna, siempre fiel a su instinto de justicia, decide enfrentar a don Pedro y poner sobre la mesa las graves acusaciones que Damián ha lanzado contra él, removiendo aguas turbias que parecían dormidas. Mientras tanto, Damián convoca a sus hijos y les anuncia la inminente llegada de su primo Gabriel, noticia que despierta una mezcla de expectativas y recelo.

Irene, tras su encuentro con Ángel Ruiz, comienza a intuir una verdad que la estremece: Cristina podría ser su hija biológica. La sospecha crece dentro de ella como una semilla oscura, difícil de arrancar. Ya sabiendo la verdad, decide callar. Don Pedro no debe saberlo aún. El silencio se convierte en una carga pesada, un secreto que amenaza con quebrarla.

Y en el presente inmediato, en el capítulo de este martes en Antena 3, Andrés descubre con estupor que Raúl está enamorado de María, revelación que alimenta las tensiones entre ambos. Carmen, por su parte, se desvela buscando formas de ayudar a Chema, temiendo que su hermano pierda el empleo. Digna confirma sus peores sospechas: Damián intenta manipular a Joaquín para ponerlo en contra de don Pedro.

Begoña se sumerge en la tristeza tras su ruptura con Andrés, mientras Cristina, guiada por Irene, busca redención al disculparse con Luis. Tasio, al comprender el verdadero juego de Damián, revela a Gabriel un secreto que puede cambiarlo todo. Y Raúl, dividido entre el amor y el desencanto, contempla la idea de marcharse para siempre.