Los vecinos de Padules mantienen viva la tradición de elaborar sus propios vinos, caldos salidos de sus viñas, pisados por los productores y madurados en sus casas. Vinos que han tenido una evolución constante en busca de la calidad, tanto con la introducción de nuevas variedades de uvas como en la utilización de métodos más avanzados de extracción y de maduración.

Este año cientos de vecinos volvían a reunirse en la nave municipal para celebrar su particular San Antón y, como parte esencial de esa fiesta invernal, el concurso de vinos que cada año cuenta con más aspirantes.

Los premios
Un experto jurado procedía a la cata ciega de los vinos que se presentaron a concurso y su decisión fue que el primer premio en la modalidad de blancos fuera para Cristóbal Barea, un clásico ya en este peculiar concurso. El segundo premio para otro habitual en las finales del concurso, José Salvador que da nombre a los vinos que desde siempre saca de las viñas su padre, Manuel Salvador, también con un largo historial de galardones.

En el apartado de vinos tintos el primer premio correspondía a Trinidad Aguilera, mientras que el segundo fue para el tinto presentado por Mariana Castro. Todos los premios fueron recibidos con al alborozo propio de estas fiestas y, como particularidad, el hecho de que los concursantes reparten sus vinos entre los asistentes a la fiesta de San Antón.

El sorteo
Pero no son los vinos la única tradición de estas fiestas, también lo es el sorteo entre los asistentes del ‘marranico’ de San Antón, un premio que se repite en las localidades en las que se celebra esta festividad y que es del gusto de sus habitantes.

Las fiestas de Padules en honor de San Antón y San Ramón, que se celebraban este domingo 17 de enero, tienen en esta cita uno de sus actos más seguidos por los padulenses que acuden en masa y llevan viandas y bebidas. Así la fiesta se convierte en una ocasión para compartir lo que cada familia aporta y degustar los vinos elaborados en el pueblo.