“Le dije: Si piensas que estás cansado, nos ahogamos los dos”
Juan Cross Acacio Soto se jugó la vida para rescatar del mar a un joven en Los Escullos

Juan Cross Acacio en la playa de San José, con su ‘lata’ salvavidas.
No era el primer rescate en el que participaba, pero sí el más difícil. Al menos eso es lo que piensa Juan Cross Acacio Soto tres días después de que salvara la vida a uno de los jóvenes que se tiraron al mar desde unos acantilados en Los Escullos.
Juan Cross, nombre con el que fue bautizado por la gran afición que su padre tiene por el motocross, es un joven socorrista de la agrupación de Protección Civil de Níjar que trabaja en el puesto de San José y que el pasado sábado vivió una situación extrema en la que se jugó la vida para salvar la de otra persona, la de Rubén.
Según relata, sobre las cuatro de la tarde del sábado, se recibió el aviso para que alguno de ellos acudieran a Los Escullos en apoyo del dispositivo que se encontraba allí.
Al llegar, bañistas y guardias civiles le indicaron por dónde estaba el joven que necesitaba ayuda e, incluso, pudo ver como dos compañeros estaban sacando del agua a alguien que parecía estar ya inconsciente.
“Cuando llegué, cogí mis aletas y la ‘lata’ salvavidas y me dirigí a la zona de los acantilados, por donde los jóvenes se habían tirado”. Ese acceso era muy peligroso, “había olas de más de dos metros estrellándose contra las rocas”, pero si entraba por la playa “tardaría mucho en llegar”.
Juan Cross domina la técnica necesaria para hacerlo y sabe cómo sobrepasar las olas, pero reconoce que “cuando salté al agua, sentí la fuerza de la Naturaleza sobre mí. Me dije ‘tienes que seguir”.
Minutos críticos
Se lanzó al mar, nadó, vinieron dos o tres olas muy fuertes y, poco a poco, fue controlando la situación. Eso sí, los cinco primeros minutos “fueron críticos”, asegura.
Cuando se acercó al joven en apuros, le lanzó ‘la lata’ (el salvavidas color naranja con forma de huso que llevan los socorristas) pero no se puso junto a él porque, en estos casos, las personas que se están ahogando se aferran desesperadamente a quien viene a ayudarles, poniendo en peligro la vida de los dos.
“Cuando lo vi, me di cuenta de que estaba agotado, totalmente blanco, casi en shock. Entonces, empecé a hablarle para tranqilizarle y le dije ‘Si te paras a pensar que estás cansado, nos ahogamos los dos”, recuerda Juan Cross, quien no paró de insistirle en que no pensara que ya no podía más, que pensara en positivo. Además, este joven de 21 años, nacido en el Pozo de los Frailes, le iba diciendo qué tenía que hacer cuando llegaban las olas. “Le expliqué que no respirará, que la ola le podría dar un revolcón, pero que no respirase para evitar que le entrara agua a los pulmones. Son tres segundos, nada más, pero hay que aguantar la respiración hasta que vuelvas a sacar la cabeza por encima de agua”.
Dado que se encontraban a unos 50 metros de los acantilados, el socorrista decidió adentrarse hacia el fondo, “para que saliésemos de la zona de rompeolas”, hasta unos cien metros de la orilla. Hasta allí, Juan Cross sujetó fuerte la cuerda de su ‘lata’ y fue remolcando a Rubén, que seguía aferrado al salvavidas.
“Nadé de espaldas para no perderle de vista y, una vez en esa zona seguí nadando en paralelo a la costa hasta llegar a la parte donde la orilla es de arena”. Desde allí, aún quedaban unos 200 metros hasta llegar a tierra y, entonces “comencé a hablarle de nuevo para tranquilizarle, porque ahora, a demás del cansancio, el joven preguntaba por su amigo, el que luego supe que se había ahogado”.
Aún tardaron unos diez minutos en llegar a la orilla, salvando de nuevo la zona de rompeolas, “Cuando llegamos, me sentí cansado, pero satisfecho, orgulloso de haberlo logrado”.
Rubén ha contactado con Juan Cross y “me ha dicho que en él tengo un amigo para siempre. Quedaremos a tomarnos algo, seguro”, afirma este joven socorrista convertido en héroe.
Una imagen y un recuerdo junto al mar
Sergio falleció el pasado sábado ahogado tras tirarse al mar desde los acantilados de Los Escullos. Allí estaba con unos amigos y fue a uno de ellos al que le pidió que le hiciera esta foto. En ella, aparece sobre las rocas, justo al borde del acantilado desde el que poco después se lanzaría al mar. Ese día hacía un fuerte viento de Levante y el mar estaba muy agitado. Al joven fallecido le dio un calambre cuando intentaba salir del agua. Sus amigos han colgado esta imagen de Instagram como recuerdo y homenaje al joven Sergio.