“Llevo 6 meses sin poder entrar a mi casa y no sé cuándo podré volver”
“Llevo 6 meses sin poder entrar a mi casa y no sé cuándo podré volver”
La hija de Vanessa se quedó inmóvil. Ni si quiera podía responder a quienes le llamaban después de sufrir el último derrumbe de tierras acaecido en el cerro de Las Lomas. Los estruendos, aunque menores que en otras ocasiones, se dejaron notar en la casa de esta familia situada justo en la falda del cerro.
Fue el tercer desprendimiento desde noviembre de 2012. La familia de Vanessa Ferreiro (32 años) había vuelto a su hogar tan sólo unos días atrás al recibir una autorización del Ayuntamiento. Parecía una noticia inmejorable. Los problemas con el cerro estaban resueltos y podían volver a la normalidad. Hasta el 28 de abril cuando, una vez más, tuvieron que hacer las maletas y dejar su casa atrás. Una vivienda por la que, tal y como recuerda Vanessa, está pagando “más de 600 euros al mes” de hipoteca “más la luz y el agua, porque a ellos les da igual que no estés ahí”, añade.
Agotada
Esta vecina de Zurgena, miembro de una de las dos familias que siguen evacuadas por los derrumbes de Las Lomas, lleva seis meses fuera de su hogar en pleno núcleo urbano del municipio.
Medio año en el que ha tenido que cumplir religiosamente con el banco en el pago de su vivienda -aunque ahora vive en una casa propiedad de sus padres- y en el que toda su familia se ha visto muy afectada “tanto física como moralmente. Estoy agotada”, reconoce, aunque se siente con más fuerzas que nunca para luchar por una compensación por lo ocurrido. “A mi hija, que tiene 12 años, se le empezó a caer el pelo. El médico nos dijo que eso no era normal en una niña de su edad. Hace dos semanas, cuando los nuevos derrumbes, se quedó bloqueada”, relata.
Pero la compensación económica no figura entre las prioridades de Vanessa, que ya ha puesto el caso en manos de abogados. Lo primordial para ella es regresar a su casa “cuanto antes”, siempre “que quiten el cerro primero”. Se siente desamparada y desengañada con la clase política de su municipio. “Nadie me ha ayudado en todo este tiempo. Ni del Ayuntamiento (formado por el PP y el PA) ni de la oposición (PSOE). Sí tengo que decir que la teniente de alcalde, Anabel Sola, ha sido la única que se ha preocupado por mí”, reconoce.
Un Consistorio, el de Zurgena, del que no ha podido obtener hasta ahora la respuesta que su familia lleva meses esperando como agua de mayo. La fecha en la que puedan volver a su casa. “No me han dicho nada y a mi abogado no le quieren dar una cita”. Aunque la situación más rocambolesca vivida por Vanessa no fue tras el primer derrumbe. Ni tras el segundo de ellos. Ocurrió entre el segundo y el tercero, cuando obtuvo el permiso para volver a su hogar. Entonces, asegura que preguntó al alcalde y a la teniente de alcalde si ellos volverían a su casa estando en su situación. “Anabel (concejala) me dijo que ella no regresaría y el alcalde no respondió”. La autorización para volver a su hogar estaba firmada por el alcalde y la geóloga encargada del proyecto, según confiesa.
Empezar de cero
Ese silencio que tanto indigna a Vanessa también se ha apoderado de los dirigentes políticos cuando su familia ha pedido apoyo con ayudas “de cualquier tipo como psicológica... Es muy duro empezar otra vez de cero”.
Durante este peregrinaje por el desierto también ha habido momentos para la esperanza, como ocurrió tras la visita del delegado del Gobierno en Almería después del primer derrumbe que obligó a evacuar a 17 familias. Le prometió ayuda pero hasta el momento no ha llegado nada. “Ni del Gobierno, ni de la Diputación, ni de la Junta ni del Ayuntamiento”, reitera, sin dejar administración pública con cabeza.
Seis meses después del primer desprendimiento, que se ha repetido hasta en dos ocasiones más con los correspondientes nuevos informes geológicos, son muchas las preguntas que rondan por la cabeza de esta madre. “¿Por qué no piden una segunda opinión?”, se cuestiona en referencia a los informes geológicos. “En el Ayuntamiento solo saben decirme que el cerro es arenoso”, repite indignada.
Sin embargo, hay una imagen que ha memorizado. Una página de periódico en la que se informa de los trabajos de desmonte de un cerro con fondos municipales en Viator para aumentar la seguridad de un parque infantil. Describe la noticia con detalles y apuntilla. “Es alucinante”. Hoy se cumple medio año desde que vive -obligada- lejos de la casa que está pagando. “Y no sé cuando voy a poder volver”.