El río Almanzora, testigo inamovible del transcurrir de los milenios en los pueblos que le rodean pueden sumar un emotivo episodio más de hermanamiento y agradecimiento a su largo historial. Los II Premios Almanzora-Los Vélez se celebraron este jueves a escasos metros del río que da nombre a una de las dos comarcas que, una vez al año (en realidad lo son todos y cada uno de los días) son una. 

La ubicación no podía ser más representativa, a escasos metros igualmente de una fábrica de piedra natural como representación de la industria que ha marcado el devenir de muchos de sus pueblos y de la histórica y restaurada estación de ferrocarril de Cantoria. Un pueblo en plena transformación con la conquista del futuro más inmediato como reto y que ese convirtió en la capital de estas dos comarcas como una localidad cuya evolución hacia la sostenibilidad y el bienestar de sus vecinos se puede tomar como paradigmática de los pueblos del Almanzora y Los Vélez.

Allí, ante cientos de personas y mientras el sol caía tras la sierra de Las Estancias que separa -y a la vez une- las dos comarcas se sucedieron los reconocimientos, las emociones y los reencuentros. Nueve nombres de personas, asociaciones y empresas que representan perfectamente los valores de ambas zonas de la provincia.

Los galardones, organizados por La Voz de Almería, la Cadena SER y los 40, permitieron que los reunidos en este idílico entorno aplaudieran al unísono a quienes, en la mayoría de ocasiones de forma totalmente anónima, trabajan sin descanso por recuperar el pasado olvidado de estos pueblos, apuestan por la conquista del futuro y hacen que tanto el Almanzora como Los Vélez se hayan convertido en referentes de sectores y campos tan dispares como el empresarial, el del asociacionismo, el artístico o el gastronómico, entre otros.

Más allá de quienes acapararon -con toda razón y justicia- todos los focos, la gala presentada magistralmente por Mónica Aldehuela tuvo también momentos para la armonía, nunca mejor dicho, de la mano de ‘Hot Combo’, quienes lanzaron un himno de la música española e internacional tras otro haciendo que, aún sentados en su silla, los cientos de asistentes participaran al compás que marcaba el escenario.

El punto y final, sin embargo, lo puso un cóctel que sigue siendo la esencia de estos premios. El momento en el que la “unión” entre estos pueblos y comarcas se hizo más visible que nunca en conversaciones marcadas por las sonrisas compartidas, lamentos comunes por las metas aún por alcanzar y por donde se compartieron proyectos y esperanzas ante las infinitas posibilidades que tienen ante sí estas dos comarcas que este jueves, de nuevo, volvieron a ser una.