Brota en el límite entre Alcóntar (Almería) y Benacebada (Granada), y desde allí se erige como el curso fluvial más extenso de la provincia de Almería, recorriendo íntegramente sus 120 kilómetros hasta desembocar en el mar Mediterráneo.

Se trata, además de uno de los principales ríos de las cuencas mediterráneas de Andalucía y el segundo de mayor longitud y cuenca, solamente por detrás del río Guadalhorce (Málaga).

Su nacimiento se sitúa a unos 2.000 metros de altitud, en la sierra de los Filabres, precisamente en la sierra de Carrasco, entre el imponente peñón del Alpargatero y el cerro de La Bañica, en el término de Alcóntar. 

Aquí se le conoce inicialmente como río del Saúco, ya que recoge las aguas de varios barrancos –Medianega, Peñón Rojo, Cruz y Pajares– que lo nutren en sus primeras etapas. 

Su cauce comienza su sinuoso recorrido en dirección norte hasta alcanzar la confluencia con la rambla de la Amarguilla, momento a partir del cual, al girar hacia el este, adopta el nombre de río de Alcóntar. 

Más adelante, al atravesar Serón, prevalece la denominación histórica de río Almanzora, reflejo en parte de su pasado: en época romana se conocía como Surbo (flumen superbum), en alusión a las imponentes y, en ocasiones, devastadoras crecidas que lo han caracterizado a lo largo de su historia.

A lo largo de su trayecto, el río alberga cerca de treinta afluentes que se suman a su caudal, pese a la meteorología árida de la comarca a la que da nombre, lo que hace que el caudal se encuentre seco la mayor parte del año. 

Sin embargo, en otoño y primavera es cuando suelen darse las lluvias torrenciales y los deshielos que dotan al río de un vital crecimiento. 

Entre los afluentes que desembocan por la vertiente sur destacan los arroyos de Albánchez, Bacares, Las Herrerías, Bolonor y Alcontar, mientras que, desde el norte, afloran los cauces que recorren ramblas y pequeños ríos como los de Albox, del Ramil, de la Jauca, del Higueral, de Lúcar y de Tíjola.

El Almanzora no solo es un elemento geográfico fundamental, sino también vital para los municipios que se asientan en el valle homónimo. El río, cuyo nombre deriva de la localidad de Almanzora (que a su vez proviene del árabe 'Al-mansura', es decir, “el lugar de la victoria”), ha sido a lo largo de la historia motor de la vida rural y agrícola de la zona.