Ni el mal tiempo que reinaba durante la tarde del pasado viernes impidió que cerca de 300 almerienses salieran a la calle para acompañar a la familia de Alfredo Márquez, el almeriense que lleva cuatro año luchando para que le devuelvan a su hija Ximena, ‘secuestrada’ por la familia de su mujer desde que esta falleciera en enero del año 2009.
La manifestación convocada por la familia en Almería era al mismo tiempo un grito para conseguir la liberación de la niña, avalada por las sentencias que dejan claro que la custodia y tutela de Ximena corresponde a su padre, y una demanda para que el Gobierno ponga en marcha sus armas diplomáticas para forzar a las autoridades mexicanas a hacer cumplir las sentencias judiciales y restablezcan la justicia.
Después de cuatro años de constante pelea, lo que queda claro es que Alfredo Almécija tiene todo el derecho a recuperar a su hija que le fue arrebatada con malas artes cuando tenía dos años. Ahora la niña tiene seis y la lucha continúa porque no se hacen efectivas las repetidas sentencias que deberían suponer dejar a Ximena con su padre.
En la manifestación de este pasado viernes en Almería había un punto de crispación porque en este tiempo han tenido que utilizar todos los recursos disponibles, pero sobre todo porque la familia Márquez ha tenido que afrontar la injusticia, los desplantes y las amenazas sin el apoyo de las autoridades españolas.
Gritos de ‘devolvednos a Ximena’, de ‘Justicia para Alfredo y su hija’ acompañaron una marcha que reclama justicia y un poco de humanidad y de solidaridad hacia un padre que sólo pretende recuperar a su hija y regresar a casa para quererla y cuidarla, según explicaba su hermana, María Dolores Márquez.
La familia busca la solidaridad de los almerienses, pero sobre todo pretende empujar al Gobierno español a tomar cartas en un asunto que ya ha generado un sufrimiento atroz a mucha gente. Una intervención decidida de la Diplomacia española conseguiría que los jueces mexicanos tomen al fin la decisión de reunir de nuevo a Ximena con su padre.