La abstención de Rivera
Ayer supimos, por si nadie lo sospechaba, que Rajoy busca la investidura y que quiere gobernar
La ejecutiva de Ciudadanos decidió abstenerse en la segunda votación de investidura de Mariano Rajoy. Dicen que para meterle presión al PSOE. Dicen también para que no se repitieran por tercera vez las elecciones. Cada cual da sus razones a tono con lo que tiene escondido debajo del alma. Ayer supimos, por si nadie lo sospechaba, que Rajoy busca la investidura y que quiere gobernar. ¡Vieja pasión de querer gobernar para un seguidor de Fraga!. La verdad es que el presidente en funciones quedaba un poco cansino oyéndole decir que había ganado las elecciones y nadie le escuchaba: nadie o casi nadie quería pactar con él. Menos mal que acudió en su ayuda Albert Rivera. ¿Quién si no? Este muchacho de palabra fácil que todas las suegras decentes querrían para sus hijas, vino al mundo de la política para oponerse al independismo soberanista de Cataluña. Tuvo éxito, es cierto, la prueba que luego exportaría a la nación entera. Había mucha corrupción en el ambiente. Copiar un poco la gallarda figura de Suárez, criticar duramente a Rajoy por los desmanes de caja del PP, unirse a los anhelos de Pedro Sánchez hasta pactar con él etcétera, llegaron a crearon un endiablado laberinto del cual los cuatros partidos españoles hechos un nudo maldito no pudieron salir. Primeras elecciones generales. Día 20-D.Solo quedan los cuatro candidatos en liza. El pueblo no equivoca, claro. Albert Rivera continúa su tarantela diaria que contra Rajoy. Sabe que la derecha tradicional es un pudridero que por dignidad ya no debiera pedirle el voto a nadie. (Me abstendré de contar la negra historia del PP tal como le hemos aprendido en los medios informativos desde Bárcenas para acá) Errores de la izquierda, miedo de la derecha por si llega el apocalipsis, astucias semiescondidas de Rivera logran lo inesperado: El PP gana otra vez las elecciones y la gran corrupción no es castigada ¡Cómo debieron respirar los miles de presuntos delincuentes que tenemos ahora de juzgado en juzgado! La segundas elecciones tampoco aclararon demasiado el problema de la investidura y ahora es cuando Rivera se acuerda que pertenece al centro derecha. Había que salvar a Rajoy. Es la hora de la regeneración democrática ,de los nuevos presupuestos de pagarle las multas a Bruselas, de crear empleo y de reformar algunas leyes. El pueblo no puede esperar, o sí, ya veremos.