El general sí tiene quien le diga
La sobreactuación en la nueva política y de los “nuevos tiempos”, en su afán por aparentar novedad y revulsivo, ha caído en arcaicos gestos de endógenos aldeanos y selectiva xenofobia. El discurso universal, renovador, abierto, transversal, progresista… y la nueva jerga impostada sucumbe ante la fuerza centrípeta que les hace girar en un vórtice de involución y culto a la mediocridad que se alerta y precave ante novedosas y valiosas aportaciones que vengan a disturbar la “normalidad” de las pretendidas satrapías locales que mantienen cierta estabilidad en los nombramientos, promociones y privilegios que se deben, en la mayoría de los casos, a una buena sintonía servil con los órganos superiores en ámbitos provinciales, regionales, nacionales o federales. O sea, algo tan de “nuevos tiempos” como los gobernadorespersas, virreinatos, pretores del Imperio Romano o taifas del califato.
Izquierda Unida en Almería recibe en armas tomar a un “paracaidista”y aviador de indiscutido currículo profesional. Y anteponen una letanía de lisérgicas condiciones de reclutamiento: que renuncie a su uniforme como “hombre de la guerra”, repudie a la OTAN y casi escupa sobre la bandera que juró. Todo un rito de iniciación tribal para un carísimo ingreso en las huestes comunistas con tan acreditada fascinación por la uniformidad; sea intelectual, chandalizada a lo bolivariano o la quincalla del generalato soviético.
De repente, a la izquierda le entra el sarpullido del militarismo uniformado. Sin embargo, en sus interminables contradicciones, adoran y recuerdan los becerros uniformados de los “gloriosos” comandantes Che, Maduro, Fidel, Vo N. Guiap, Alexandru Visinescu, Stalin, Kim Jong-II, Jaruzelski…
Lo cierto en todo este espectáculo es que los “camaradas” resultantes de una reciente confrontación (20D) han de hacer como ocurre con una OPA hostil,… o a resultas de unas elecciones en la que Podemos enseña el advenedizo músculo a los anquilosados comunistas que se baten en la derrota final.
Bien es cierto que los zapadores de Podemos no han tenido gran problema para allanar el avance al “paracaidista” Julio Rodríguez que, todo sea dicho, amenazó con retirarse de la contienda si no le pertrechaban un puesto seguro de salida para el Congreso y así tendría garantizado el Ministerio de Defensa. ¿Acaso hay que salir elegido diputado para ser ministro?
Julio no afronta junio con el bagaje de diciembre.
El anunciado fuego amigo y los daños colaterales han sido evaluados por un aventajado estratega que se ha constituido en patrulla de reconocimiento para evitar ser alcanzado por las graneadas admoniciones de la IU local. Así se desprende de su táctica a ser aceptado, fotografiado… y, abrevando del Cañillo, convertirse un almeriense de toda la vida, aunque en su interesada visita ha exhibido unos frugales Wiki-conocimientos de la provincia. Y lo cierto es que la premura en la visita jamás se habría producido sin el estruendoso rechazo de la reticente resistencia. El general, una vez apaciguadas las hostilidades, formará allá donde más útil le resulta al caudillo Iglesias. Lo de Almería es un escarceo; el verdadero objetivo apunta más alto.
Para IU esto sólo ha sido el prolegómeno, la bala trazadora que antecede al fuego real. El aparato de IU en Almería tiene el terreno suficientemente prospectado para desplegar la estrategia silente de la zapa guerrillera: francotiradores, sabotajes, emboscadas… La gran “fiesta” de la camaradería comunista que tantos logros progresistas aportó a la Humanidad. Nunca mejor traído con ¡saludos revolucionarios!