En la mesa del trile político andaluz, la rapidez manual se cambia por la habilidad de ocultar el duro garbanzo de la realidad en palabras huecas, mientras se dirige la atención del tolai a otro lado para que no se dé cuenta de que se la han vuelto a liar. Y así, en el patio de Monipodio autonómico, los Rinconetes de turno no se cortan en plantar su mesa y dejar limpio al pardillo que se deje con el viejo truco del “no se preocupe usted, que lo prometido está a punto de llegar”.

De ese modo, a los responsables de la Junta de Andalucía en la provincia de Almería les basta con dar un rápido giro de muñeca y anunciar con tono solemne que tal o cual actuación retrasada u olvidada es, a pesar del incumplimiento, “prioritaria”. Y cuando uno cree que el compromiso está ya en un punto concreto, se levanta el cubilete… y no hay nada.

Por eso los responsables de la Junta de Andalucía en Almería no dudan en afirmar que obras como las del Hospital Materno-Infantil o la Casa del Mar, entre otras, son para ellos y ellas “prioritarias”, aunque no existan en los presupuestos ni se contemple tampoco la asignación de fondos en un futuro inmediato.

El uso trilero del lenguaje permite a los socialistas este tipo de estratagemas mediáticas que, de tanto repetirlas, provocan ya más vergüenza ajena que repulsa. ¿Qué extraño concepto de la prioridad es ése que permite aplazar sine die los compromisos?

Mi curiosidad está en saber si quienes, con semejante desprecio a la inteligencia de los almerienses hablan así, son conscientes de lo burdo de su proceder o si, por alguna razón que se me escapa, piensan realmente que sus palabras son leales y respetuosas con los ciudadanos que tienen entre sus prioridades efectivas el pago de los impuestos de los que salen sus sueldos.

¿Sería comprensiva la Junta de Andalucía con un almeriense que, en lugar de cumplir con sus obligaciones fiscales, anunciase una y otra vez que el pago de sus impuestos es “prioritario” aunque que ya los pagará cuando crea oportuno?

Hagan la prueba a ver qué pasa.