La Voz de Almeria

Opinión

De dioses y hombres

“En ocasiones Juncker-Zeus le da a Tsipras-Aquiles un cordial abrazo, un par de besos en las mejillas”

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En su extraordinaria “Historia de la literatura griega”, explica el profesor Lesky las complejas relaciones entre los dioses y los hombres, y pone como ejemplo cuando Zeus expresa su temor a que Aquiles pudiera asaltar los muros de Troya desafiando al destino. Según él podemos analizar estas relaciones mediante tres antinomias: proximidad y distancia, favor y crueldad, arbitrariedad y justicia.


Cuando el primer ministro Alexis Tsipras, el nuevo Aquiles, viaja desde Atenas al Olimpo de los actuales dioses desafiando su cólera, sabe que no lo tendrá fácil. Allí le aguardan todos ellos, Zeus, Hera, Poseidón, Ares, Hermes, Hefesto,… llámense hoy, Juncker, Donald Tusk, Schulz, Mogherini y los demás, respaldados por los que en realidad poseen el verdadero poder, Merkel, Hollande o Cameron.


Siguiendo las antinomias de Lesky, en ocasiones Juncker-Zeus le da a Tsipras-Aquiles un cordial abrazo, un par de besos en las mejillas o le propina una cercana colleja, mientras al minuto siguiente se sube al estrado del consejo y desde allí le envía sus rayos en forma de veladas amenazas. Los otros dioses alternativamente le prometen favores o aplicar la máxima crueldad, conseguir quitas o aplicar intereses, permitir que los griegos permanezcan dentro, al abrigo del frío invernal o su inmediata expulsión del Olimpo.


La tercera antinomia es arbitrariedad y justicia. Incluso Juncker-Zeus reprocha a Merkel-Hera su odio por Aquiles, mientras se queja de que los hombres atribuyen el mal a los dioses, aunque en muchas ocasiones son ellos quienes se lo procuran por su propia culpa, como ella le señala convencida, cuando cree escuchar proveniente de toda Hélade los lejanos cantos a Dionisos, los encendidos homenajes a Príapo, las continuas bacanales nocturnas con asistencia de sátiros, centauros y silenos, mientras Midas–Draghi, al que aquel le otorgó el poder de convertir en oro todo cuanto tocara, reparte su inagotable fortuna a manos llenas para que los helenos lo dilapiden.


Pero no teman. El verdadero Júpiter Tonante se encuentra en su albo y lejano palacio pendiente de lo más mínimo, como si poseyera el don de la omnisciencia. Él nunca permitiría que Aquiles se aliara con Bóreas, el devorador, que le prometió en su palacio del Norte los vientos favorables para hundir los navíos enemigos. Quédense tranquilos, eso nunca sucederá. Es solo mitología.


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