La Voz de Almeria

Opinión

A vueltas con el callejero

“Los españolitos de ahora estamos tan hartos como los de antes de que vengan a estropearnos el callejero"

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Los que esperaban variaciones y cambios de calado en la gestión de los ayuntamientos gobernados por las nuevas figuras emanadas de la adoración televisiva están teniendo motivos para sentirse defraudados. Comprobar que las aclamadas lideresas del progreso ético son capaces de incurrir en el nepotismo más rancio o escucharlas decir que los programas con los que se presentaron a las elecciones eran en realidad simples propuestas, debe decepcionar bastante. Lo digo porque la nueva alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, piensa repetir la paletada sectaria de ir buscando calles con nombres de personas que no le agradan para sustituirlos por los de personas que sí son de su gusto. Clásico error que forma parte del bucle sentimental de esas dos Españas que algunos se siguen empeñando en mantener tan frescas como cuando Machado las dibujó en su famoso verso. Pero los españolitos de ahora estamos tan hartos como los de antes de que unos y otros vengan a estropearnos el callejero con sus filias y con sus fobias, con sus glorias y sus psicodramas. Que la alcaldesa Carmena quiera a estas alturas dedicarle una calle en Madrid a Dolores Ibárruri, “La Pasionaria”, quitándosela así a un general de Franco, no es más democracia, ni más libertad, ni más milongas: es una ridiculez. Y siendo lamentable eso en cualquier cargo público, mucho más lo es si viene de quien se ha pasado meses haciendo promesas acerca de poner la prioridad en asuntos sensibles como la creación de empleo o la lucha contra la miseria. Es evidente que cuando todos los malos hayan caído del callejero y estén en él nada más que los buenos, todo el mundo podrá encontrar empleo y nadie pasará hambre, como ha pasado y pasa en los países gobernados por el partido comunista de la señora Ibárruri. Una política que, por cierto, tiene calle en Almería desde que se la dedicó el último ayuntamiento PSOE-IU y que tras doce años de gobierno del PP nadie ha querido quitar, evitando así actuar como una panda de sectarios resentidos. Vayan tomando nota.


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