Igual que la camisa blanca o el traje de chaqueta negro, todo buen fondo de armario argumental progresista debe contar con dos ideas-fuerza que, por abuso y desgaste, ya no son ni lo uno ni lo otro. Me refiero al “modelo de ciudad” y a la “pérdida de la capitalidad”. Igual que es imposible escuchar a un tertuliano futbolero que no emplee en término “carrilero”, en Almería no te consideran progre si no reclamas un cambio en el modelo de ciudad y te quejas de la poca relevancia de Almería capital, poniendo a continuación como ejemplo la programación del auditorio de Roquetas. En fin. Por resumir, diré otra vez que lo del modelo de ciudad no es más que una frase hecha que suelen emplear todos aquellos que, habiendo tenido tiempo, recursos y mandato político para cambiar ese modelo, se han dedicado a cualquier otra cosa menos eso y esperan a vegetar en la oposición para retomar con brío este argumento. Más gracioso aún resulta escuchar, por ejemplo, al candidato socialista a la alcaldía hablar de “una estrategia global desde el Ayuntamiento para recuperar Almería como referente provincial”. Y eso lo dice alguien del mismo partido que tiene a la Casa Consistorial en ruinas y abandonada desde hace años. Supongo que ese plan pasa inevitablemente por reclamar a los señoritos sevillanos que de una vez acaben con la cochambre arquitectónica de la Plaza Vieja y –sobre todo- con la dispersión de todos los servicios municipales por media ciudad. ¿Han pensado los señores del PSOE lo que supone para la capitalidad de Almería que las diferentes concejalías estén repartidas por media ciudad en lugar de estar concentradas en su sede en el corazón del casco histórico? Pero si hablamos de referencia municipal, en eso mejor que no toquen nada: Almería es la única capital de España con su ayuntamiento en ruinas desde hace una década. En eso sí que somos referencia.