Los que defienden los beneficios de los pactos postelectorales entre perdedores de elecciones para ensamblar gobiernos de coalición no tienen más que fijarse en Andalucía para felicitarse por lo bien que funciona el acople, tanto en el fondo como en las formas. Del fondo mejor ni hablar, que de eso ya se encargan los propagandistas oficiales del vendehumismo andaluz y demás negadores del desastre multiorgánico que ha supuesto el pacto PSOE-IU en la Junta de Andalucía. Quedémonos entonces en la expresión formal de la cosa, con una presidenta poniendo el pico de la muleta del  adelanto electoral y unos socios de gobierno embistiendo a pitón contrario jugando al postureo de creerse  oposición cuando conviene. Fijémonos por ejemplo en las recientes declaraciones de la parlamentaria de IU por Almería, Rosalía Martín, exigiendo limpieza en el Servicio Andaluz de Empleo, “puesto que es el epicentro de todos los escándalos que están arrasando a Andalucía” (sic.) Puede que la señora Martín ande enfrascada en la fórmula combinativa del melón cubano como mejor aportación a la vida política almeriense y no conozca, todavía, que tanto ella como su coalición de izquierdas forman parte del Gobierno de Andalucía. Así que no estaría mal que alguien recordase a IU que las vicepresidencias, las oficinas de la vicepresidencia, las consejerías, los sueldos, los coches, los despachos, los asesores y los aifones vienen, precisamente, por formar parte de ese Gobierno al que apoyan por las mañanas y critican por las tardes. Es decir, señora Martín, que por mucho que intente disimular, usted es una bien retribuida sostenedora de los escándalos que según afirma están arrasando Andalucía. Por tanto, poco o nada repugnará la corrupción al que conscientemente la mantiene con sus votos. Así que menos escoba y menos vuelos. Baje a tierra si es tan amable.