Que estamos ya en campaña electoral lo saben hasta los más ingenuos. Al PP le gusta el poder y más cuando sufre amenazas de perderlo. Los 2,6 millones de votos que se esfumaron en las europeas aguija el alma de los de Rajoy a tomar la iniciativa. Paso importante para alzarse con el triunfo ha sido sin duda la reforma fiscal que favorece tanto a pobres como a ricos. También la coincidencia de que esta ley entre en vigor en 2015, año de elecciones, yo diría que es toda una premonición. A pesar de todo, los estrategas no duermen. A la idea general de explotar la recuperación económica como eje de conquista, se une la necesidad de contar con eficaces instrumentos publicitarios. Y entre estos instrumentos, el más grande, el más seductor, es el aparataje de TVE. En el interior del partido los barones se quejan de que ya no valen los González- Echenique como directores generales. Buscan algo más fuerte al estilo de Urdaci. La idea de Zapatero de contar con una televisión técnicamente profesional y al margen de toda ideología ya saltó por los aires nada más ganar el PP las pasadas elecciones. Aquí garrotazo intervencionista y tente tieso. Sin embargo, tanto despido de gente tan válida lo que está produciendo es la ruina, lo cual incide en el brutal descenso de audiencia. Por otra parte los informativos que eran la joya de la corona están siendo superados por otras cadenas y los guardianes de lo políticamente correcto denuncian demasiadas tertulias que ponen al gobierno como no digan dueñas. Algo hay que hacer para detener el río de los desafectos. Volvamos a la censura previa, si les parece. Pongamos al frente de los informativos no un profesional del medio sino al jefe cualificado del fielato de la esquina. Más disimulado control a la fuerzas radicales emergentes tipo Podemos y demás familias de su calaña. Más traer al plató a los vetustos cabezas de huevo de las España eterna. En verdad no debieran privarnos del placer de ver a José María Aznar hablando de las ventajas de invadir Irak. Alguna película sobre los orígenes de la crisis contada por los empresarios de la corrupción seria también muy edificante. En fin, controlar la tele, primer paso para moralizar este país…