¿Saltará Susana la reja?
Hay que reconocer que no todo el mundo tiene su misma capacidad para el desdoblamiento
El sol rompe la alborada rociera y derrama rayos de gozo sobre las carretas. El tamboril toca diana y la marisma se despierta. Vamos cantando que el camino es largo. A la sombra de los pinos, una romera pasa entre arenas y retamas. Unos esperan presentarse al simpecado. Otras, a otra cosa. La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, ha estado en el Rocío acompañando a la Hermandad de Umbrete (Sevilla) que este año celebra su 200 aniversario. Allí está la Blanca Paloma, sí, pero doña Susana es como la Gallina Blanca, que está en todas las salsas. Allí, rodeada del fervor de los fieles, de los bueyes y los frontiles, ha tenido tiempo para pensar en algo trascendente. No hablo del 36% de paro en Andalucía o de las estadísticas que deberían poner más color en su cara que la solanera de la romería. Hablo de su esperada decisión sobre si se presenta o no a las primarias con las que el PSOE debe decidir su futuro. No me digan que no es hermoso ver en una basílica, con medallón y kit completo de rociera, a quien horas antes estaba planteándose expropiar la Mezquita de Córdoba. Hay que reconocer que no todo el mundo tiene su misma capacidad para el desdoblamiento. Pero volvamos a lo que interesa. Las noches del rocío no se han hecho para dormir y algo debe estar aliñándose –como unas papas o unas primarias- en la mente de doña Susana, porque ya se está arrimando al querer con declaraciones del tipo “… en este momento tan especial… por supuesto que mi prioridad está en Andalucía… etcétera”. Es decir, que el previsible salto de la reja de la presidenta de la Junta a la presidencia del PSOE vendría bien rebozado de apelaciones al “es que no he tenido más remedio”; “es que me estaban empujando”; “yo no quería, pero me sacrifico por todos ustedes porque a generosa no me gana nadie”, etcétera. Susana en clave almonteña; Susana al rescate.