Los resultados electorales de las elecciones europeas han dejado sobre la mesa bastantes más preguntas que respuestas. ¿Se ha puesto en cuestión el bipartidismo? ¿Las nuevas formaciones políticas que han emergido en estas elecciones mostrarán también la misma consistencia en las próximas citas electorales? ¿Están haciendo los dos grandes partidos una lectura acertada del dictamen de las urnas?

De momento, la decisión del secretario general del PSOE de convocar un congreso extraordinario el próximo mes de julio para elegir una nueva dirección que pilote el proyecto socialista, está marcando la actualidad de los días posteriores al 25-M. La asunción personal de Rubalcaba de los malos resultados obtenidos contrasta, sin embargo, con la escasa autocrítica que ha realizado el Partido Popular que se ha dejado por el camino un reguero de centenares de miles votos que han ido a parar a otros partidos o a la urna de los que se quedaron en casa.

Rajoy ha sucumbido, como en tantas otras ocasiones, a la auto complacencia y no parece mostrar la más mínima preocupación por los resultados: “las cosas van a ir a mejor”, dice. Como el percebe, asido a la roca, ajeno a los temporales que azotan la costa, el presidente del Gobierno da la sensación de que ni siente ni padece.

La habitual estrategia de esconderse hasta que pase la ‘bulla’ no parece que le vaya a funcionar esta vez a Rajoy. En su partido- que se ha desangrado especialmente en Andalucía, donde su líder se ha estrenado con un enorme batacazo- no le van a perdonar que siga de perfil.

Entre tanto, habrá que seguir de cerca también los pasos de los nuevos partidos surgidos en estas pasadas elecciones europeas.

Con la abstención en cifras similares a las de 2009, es evidente que, a pesar de todo, los ciudadanos siguen entendiendo que la política, lejos de ser el problema, es la única solución.  Un buen síntoma que mejora el pronóstico.