El saludable tratado “Escultismo para muchachos”, escrito en 1908 por el fundador del movimiento Scout, Lord Baden Powell, alerta con claridad victoriana acerca de los peligros del onanismo, en lo que podemos entender como un intento de evitar que las noches en las tiendas de campaña se convirtieran en certámenes de destreza manual. Los que, como yo, leyeron alguna vez y sin demasiada aplicación aquellas inolvidables páginas, seguramente recordarán advertencias de ese tipo: “La lectura de libros obscenos y ver cuadros inmorales conducen a los muchachos irreflexivos a la tentación del vicio solitario y esto entraña un gran peligro para ellos, pues, de convertirse en un hábito, les arruinaría la salud y el espíritu”. Y aunque es cierto que Lord Baden Powell se limitó al plano físico y jamás alertó sobre los peligros de la masturbación mental como fuente de decaimiento y pérdida de capacidades, aquí estoy yo para resolver ese olvido. Lo digo porque hace unos días vi que la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, presumía en un mitin de la educación que el PSOE ha venido gestionando y ordenando en Andalucía en estos últimos treinta años. Recordemos que la ineficacia educativa de la Junta de Andalucía es tasada, año tras año,  por todos los informes y encuestas internacionales sobre nivel de los alumnos andaluces, que están siempre a la cola de España y Europa en conocimiento y preparación. Y eso por no hablar de los barracones o de la desesperación de muchos profesores, impotentes ante un sistema pensado para producir titulares antes que alumnos con futuro. Eso sí: los chavales van a tener ahora unas tabletas estupendas regaladas por la Junta para que puedan ver en ellas todas esas cosas que ayudan a pasar de lo mental a lo físico. Aquí el que no se consuela es porque no quiere.