El cara a cara televisivo
Ya Rajoy ha echado por delante el orgullo heráldico de que ellos son “los mejores”
Al cierre de este periódico aún no tenemos ni las primeras impresiones del cara a cara europeo entre Miguel Arias Cañete y Elena Valenciano. Me arriesgo pues a un ejercicio prospectivo sobre lo que puede ocurrir. La facilidad de palabra de Cañete, sus carreras, sus idiomas, sus viajes por Europa, su larga vida como ministro de Aznar y de Rajoy, puede apabullar a la mujer que ni siquiera tiene aprobada una carrera, si bien conoce mucho de la vida al contacto con las clases trabajadoras.
Ya Rajoy ha echado por delante el orgullo heráldico de que ellos son “los mejores”. Se repetirá sin duda la herencia recibida, la recuperación y el no podemos volver a atrás. Faltará una palabra sobre Gúrtel, los sobresueldos y las contabilidades b- Casi con toda seguridad no habrá ni siquiera un saludo a las empresas específicas del candidato del Partido Popular.
Si Elena Valenciano no sucumbe ante la sensación de que tiene la batalla televisiva perdida ante la prepotencia de Papá Noel es posible que saque su instinto de mujer y ataque por donde menos esperamos.
No se trata tanto de imitar el lenguaje de los altos tecnócratas europeos sino de hablarle a los millones de parados de la comunidad; de recordarle a los jóvenes que, pese a sus estudios no pueden vivir dentro de su país; que la educación junto con la sanidad deben ser públicas no un negocio para hacer dinero unos pocos: que la derecha quizá nos ha librado del desastre pero lo primero que hizo fue salvar sus bancos con los ahorros de todos. No es extraño que Botín esté contento, ya lo estuvo también con Zapatero cuando la Troica apretaba las tuercas. ¿ Qué futuro tenemos, majos? He aquí la gran cuestión.