Tenía que ocurrir un crimen tan horrible y sin sentido para que la clase política española se haya dado cuenta de lo frágiles que somos y de la necesidad de tener cabeza y corazón para no estar tirándose piedras a su tejado y ahora con el asesinato de esta buena señora, la presidenta de la Excelentísima Diputación de León, Doña Isabel Carrasco. Nuestros políticos como una sola familia se han unido en el dolor y han coincidido en parar los mítines poniéndose al lado de esta familia y frente a la barbarie del crimen sin sentido cometido estos días en la persona de una política, que solo tenía el pecado de defender los intereses de la provincia de León. Por tanto, como es sabido que todos somos partidarios de la democracia, tenemos que tener políticos que nos representen y a la vez tenemos la potestad que cada cuatro años podemos cambiarlos sin tiros ni algaradas, por lo que desde aquí felicito a toda la clase política que tan maltratada está últimamente por culpa de una minoría de chorizos ladrones y que hacen que las buenas gentes que hay en todos los partidos tengan hoy en día tan mala prensa.

Porque, repito, que es una minoría de malos y que los partidos se hacen un flaco favor con no ser los primeros que expulsen y denuncien al que incumple las reglas, tanto en faltarse entre ellos el respeto como permitir que metan la mano en la caja.