La Voz de Almeria

Opinión

Pateras o la muerte incesante

Pateras o la muerte incesante

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Ya hace bastantes años que este periodista en función de reportero (especialidad que he cultivado bien poco) vio algo que me impactó en los invernaderos de El Ejido. Fue una pandilla de subsaharianos que trabajaba allí poco menos que clandestinamente. Todavía la prensa almeriense se ocupaba poco de estas migraciones. El primero que se atrevió a a dar la noticia con fotos fue el temerario y algo suicida director de la Crónica, Joaquín Abad.


A partir de aquí la llegada de pateras a nuestras costas  entre  el mareo, la angustia y la muerte no ha cesado hasta hoy. Y no necesito recordar los conflictos de orden social  que tuvieron lugar con el alcalde de El Ejido  antes de la llamada “Operación Poniente”. Me he preguntado mil veces la razón de porqué hay gente tan desesperada que es capaz de meterse con toda su familia en una patera, confiar en las mafias del transporte y echarse a la mar con la probabilidad altísima de ahogarse. Sin duda es la  necesidad extrema.  La diferencia entre un país desarrollado y otro pobre es de cincuenta a uno, sin entrar en otros niveles de educación, sanidad, esperanza de vida, etc. Los que saben de esto suelen decir que además de la miseria está también la información. Antes no había contacto entre un poblado y otro. Hoy, aunque vivas en el  centro del Congo, a mil kilómetros de la gran ciudad, dispones al menos de un transistor o de una tableta y t e  enteras de lo que pasa en el mundo.


No somos el paraíso, desde luego, pero en comparación a como se vive en la jungla, esto  es Jauja. Lo cual no quiere decir que estén en lo cierto, porque así como las noticias y  los capitales recorren el planeta de modo instantáneo, las personas todavía  tropiezan  con guardias  y alambradas por doquier.  En Italia parece que  ponen multas  a  los b arcos que salen a auxiliar a las pateras. Y aquí cuántas veces no habremos dicho que se vuelvan a su tierra. Como insinuó un dirigente que aún le quedaba algo de humano, vienen buscando la dignidad y  se encuentran con la indignidad más absoluta.  Claro que ponerse a hablar sobre el derecho que tiene todo hombre de poder buscarse la vida allá donde   sea posible, no son las mentiras del espionaje, asunto de estos días.


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