Es una vergüenza lo que está sucediendo con el espionaje USA a sus aliados, así que no quiero ni pensar lo que será sobre los adversarios. Es el abuso del más poderoso sobre los no tan poderosos o simplemente débiles. Es una burla a la democracia universal, que exige el respeto a todos por parte de todos.

Lo contrario, y se mire como se mire, es el triunfo de la fuerza sobre el Derecho.   En otra escala, la Administración Obama, recibida años atrás como la gran esperanza del mundo, está comportándose al estilo de George Bush con su guerra de Irak. Esta no es la única causa de decepción: hay muchas otras en la política desarrollada por el presidente Obama, y esto lo escribe alguien que lo saludó con albricias cuando iba a llegar y cuando llegó al poder.

No sé si algo parecido a François Hollande, en relación con su política, o la de sus  subordinados, que  es lo mismo, con el trato  a los inmigrantes.

También ahí tengo que confesar que lo saludé alborozado. Si eso es lo que hacen los que llegaban como maravillosos reformadores de este mundo fétido, no hay que esforzarse mucho en imaginar lo que cabe esperar de los que no llegaban nimbados de esa maravilla, sea en la izquierda o sea en la derecha de cualquier país de este asqueroso planeta.   Si me dicen que una parte de la culpa del fiasco lo tenemos los que confiamos en quienes no deberíamos haberlo hecho, pues les daré toda la razón sin problema alguno. Pero añado que entonces no queda otro camino -y me niego a aceptarlo- que no confiar nunca más en nadie y conformarse con lo peor de lo peor que tengamos o que nos venga. Me gustaría conocer la opinión de todos mis lectores sobre el tema, lo que nos ayudaría a caminar sobre el filo de la navaja con algo más que vanas esperanzas. Tampoco ayuda nada proclamar que este mundo es un asco y que nada tiene remedio, porque no conduciría a nada bueno. Lo del espionaje de Obama y los gitanos de Hollande es para llorar de pena.