No sé si recuerdan el Mayo francés con sus barricadas y sus adoquines que escondían el mar pero de todo aquel trajín del poder en la calle quedó bien poco. Cuando hubo que actuar de verdad para gobernar aquel caos doctrinario volvieron los de siempre. En Italia la “antipolítica” de Beppo. Grilo llegó a entusiasmar a ciertos sectores pero en la primera experiencia electoral se ha dado el batacazo. Aquí también tuvimos la pacífica algarada delos indignados cercando el Parlamento e inundando la calle al grito de no nos representes, pero cada día que pasa el movimiento se desvanece y va perdiendo fuelle.  El ciudadano se atiene a la práctica de los partidos turnantes aunque haya que corregir muchos defectos alentados por la experiencia. Se habla ahora de terminar con el bipartidismo que no da opción a los otros partidos menores todavía algo vírgenes en esto de gobernar. Posiblemente los legisladores de la transición le pusieron algo más dificil el acceso a las fuerzas que se habían enfrentado en la guerra civil, pero eso hoy ya no cuenta. Todo depende del voto ciudadano. En este sentido IU ya puede decirse que bordea  casi los mismos escaños que el PSOE. Con el bipartidismo corregido y aumentado no hay peligro de que prospere el Frente Popular y que retorne de nuevo el caos doctrinario de las siglas tan ruidosas como inútiles. Eso sí, deben de acabarse los profesionales de la política, los que viven de las listas  cerradas, los que se eternizan dentro un partido y viven de hacer palmas a su líder diga lo que diga y haga lo que haga. Dirán que esto no es fácil  dada la pereza  arrastrada durante siglos, pero algo hay que hacer para salvar la Constitución. La antipolítica ya estamos viendo que no sirve por muy populachera que aparezca. Un pueblo tan sabio no puede vivir de fantasmagorías. Antonio Machado decía que le gustaba cómo se formaban ver las nubes y luego cómo se deshacían en el espacio.