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Excelencia de los alumnos de la Universidad de Almería

Javier Ocaña Gámiz se suma a otros estudiantes que, en tantos lugares, dan testimonio de la educación recibida en nuestra Universidad

Foto de archivo del campus de La Cañada de la Universidad de Almería en 2022.

Foto de archivo del campus de La Cañada de la Universidad de Almería en 2022.UAL

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El prestigio de una Universidad proviene principalmente de sus alumnos. En el desempeño de sus actividades profesionales, cualesquiera que sean, los graduados de una Universidad dejan el buen poso de su educación universitaria y contribuyen así a prestigiar a su "Alma Mater". Esta huella positiva de los alumnos es difícilmente cuantificable en los ránkings, pero es la más incisiva y duradera.

El 16 de junio de 2025 defendió su tesis doctoral en el Pontificio Instituto Bíblico de Roma un antiguo alumno de la Facultad de Derecho de la Universidad de Almería, D. Javier Ocaña Gámiz. El título de la tesis, escrita y defendida en inglés, fue el siguiente: "Deuda y crédito en el Antiguo Testamento, a la luz de los documentos legales de la Antigüedad del Oriente Medio". El tribunal estaba formado por cinco catedráticos, especialistas en lenguas mesopotámicas y semíticas (un canadiense, un norteamericano, un italiano, un eslovaco y una alemana). Los directores fueron un catedrático eslovaco, jesuita, director del Instituto y la máxima experta del mundo en lengua acádica, sumeria y asiria, la catedrática alemana de Leipzig, Dra. Cornelia Wunsch.

El acto de defensa fue un auténtico espectáculo científico. Durante más de dos horas el tribunal y el doctorando se entregaron a un fecundo debate de una altura difícilmente parangonable. Cada miembro dirigió preguntas de gran dificultad a Javier, quien tuvo respuesta amplia, profunda y detallada para todas ellas. La tesis era un estudio filológico y jurídico y dentro de esos límites se movió el debate. Incluso cuando algunas de las preguntas abandonaron el campo filológico y se adentraron en el ámbito antropológico o teológico, también Javier tuvo respuesta, con esa sencillez y aplomo que le caracterizan, lo cual fue alabado por quienes formularon las preguntas. Por ejemplo, dado que Jesús pronunció el Padrenuestro en arameo, fueron interesantes para el público las reflexiones sobre la expresión que utilizaría para pedir a Dios que perdone nuestras ofensas (nuestras deudas -debita nostra- sigue diciendo la versión latina).

La magnitud del trabajo llevado a cabo por Javier Ocaña se percibe cuando se considera que, para realizarlo, no sólo ha debido estudiar hebreo, sino también antiguo acádico, antiguo, medio y nuevo babilónico, antiguo, medio y nuevo asirio, textos periféricos de la Edad de Bronce (Ugarit, Alalakh, Emar, Nuzi y Mittani), textos aramaeos (antiguo arameo del período neo-asirio, arameo imperial -desde el caldeo al persa mesopotámico-, el egipcio persa -particularmente Elefantino y Syene- y Wadi Daliyeh, y textos arameos del desierto de Judea); también estudió textos en otras lenguas, como sumerio y ugarítico.

Al término de la defensa, varios de los asistentes pudimos departir con el nuevo doctor (nuevo en Sagrada Escritura, pues Javier ya tiene un previo Doctorado en Derecho civil, sobre la eficacia frente a terceros de los derechos reales y de crédito), con su familia y con numerosos compañeros de oficio, en la residencia aneja a la iglesia nacional española de Santiago y Montserrat, más conocida como Santa María de Montserrat de los españoles. Para mayor asombro de todos, igualmente, D. Javier interpretó un par de composiciones en el órgano de la iglesia. Es emocionante saber que a finales del siglo XVI, en esa misma iglesia, la música fue dirigida, nada menos, que por Tomas Luis de Victoria.

Este acto ha sido un gozo para la Iglesia en Almería, representada en la defensa por el Vicario General, D. Ignacio López Román. El Obispo no pudo acudir por una indisposición médica de última hora. Debemos agradecer a D. Antonio que haya sabido descubrir y alentar una vocación científica como la de Javier, quien ha escrito una tesis extraordinariamente rica, conjugando sus conocimientos jurídicos con los escriturísticos.

Un orgullo también para la Universidad de Almería, pues Javier Ocaña Gámiz se suma de esta manera a otros alumnos que, en tantos lugares, dan testimonio de la educación recibida en nuestra Universidad. Ojalá los profesores sepamos inculcar en todos nuestro alumnos esos deseos de excelencia en sus respectivas vidas, allá donde quiera que se encuentren y sea cual sea el ámbito científico, profesional, cultural, deportivo, o artístico hacia el que encaminen sus pasos.

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