Es para estar en estado de shock ante tanta muerte y destrucción que hay en el mundo. Exhausto y en ese estado llegó Abdou a la playa del Tarajal de Ceuta en mayo de 2021. Muchos recordamos la imagen de este joven senegalés abrazado a Luna, una joven voluntaria de la Cruz Roja. Abdou lloraba, buscaba consuelo, después de la travesía a nado desde la costa de Marruecos y de haber perdido el rastro de su hermano.

Pero pasado ese encuentro captado por una fotografía, no recibió más ayuda. España lo devolvió en caliente a Marruecos, no supo nada más de su hermano y vuelta a empezar. Esta vez se embarcó desde el sur de Marruecos en una lancha neumática rumbo a Canarias, después de haber pagado cuatro mil euros.

Solo la desesperación de Abdou y la avaricia de las mafias hacen que pagara esa cantidad para ir con más de cincuenta personas en un espacio reducido, sin poder comer ni beber, y a la deriva tres días en alta mar hasta que son rescatados por Salvamento Marítimo y acogidos en Lanzarote.

De la isla vuela a Barcelona, donde su amigo Mbaye lo recibe y se instala en Málaga para trabajar de albañil. Allí alcanza la esperanza de poder traer a su mujer y a su hija que se quedaron en Casablanca.

Trabaja, pero se siente mal, con fiebre alta, y no va a urgencias. Espera poder curarse solo para no dejar de trabajar. Tirado en un colchón en el suelo, con las persianas bajadas, muere el domingo, uno de junio. “Era una de las personas más maravillosas que he conocido. Solo quería ayudar a la gente”, dice su amigo.

Ahora en Los Ángeles las protestas contra las redadas migratorias del gobierno de Trump se extienden. En una escena grabada para el Times, una pareja se abraza mientras enarbola una bandera de México. Como diría el gran Ignatius Reilly: Sabotaje al cumpleaños de Trump.