La Voz de Almeria

Opinión

Tres asesinatos sobre los que guardias civiles no quieren contar la verdad

Caso Almería: Juan Mañas y dos amigos suyos de Santander, Luis Cobo y Luis Montero, habían venido desde la capital cántabra hasta Pechina para asistir al evento

Las víctimas Juan Mañas, Luis Montero y Luis Cobo

Las víctimas Juan Mañas, Luis Montero y Luis CoboLa Voz

Pedro Manuel de la Cruz

Creado:

Actualizado:

Este amanecer se han cumplido 44 años del Caso Almería. Casi medio siglo ya del asesinato de Juan Mañas, Luis Cobo y Luis Montero, los tres jóvenes torturados, acribillados y abrasados por las llamas de la gasolina incendiada de forma premeditada en un intento enloquecido de borrar las huellas de aquella orgía de infinita crueldad.

Los padres de Juan Mañas Morales. Foto Juan Luís del Olmo

Los padres de Juan Mañas Morales. Foto Juan Luís del Olmo

De los once guardias civiles que participaron en aquella orgía de sangre, solo tres fueron condenados a penas que casi rozaban el insulto por su escasa entidad y por la abundante benevolencia penitenciara y judicial con que fueron cumplidas. Tan escasos fueron los años que pasaron en prisión y tan cómoda su estancia que sólo faltó que les dieran una medalla.

Una disculpa del Estado que no llega cuatro décadas más tarde

Desde aquel 10 de mayo de 1981 no ha pasado ni un solo aniversario sin que, por convicción moral, obligación profesional y convicción democrática, no haya apelado en esos cuarenta y cuatro artículos a la conciencia de los otros ocho agentes que participaron de forma directa y obligada por la sumisión al mando en aquella barbarie.

Lamentablemente la cobardía miserable del silencio se ha impuesto siempre a la valentía de la honestidad de la verdad. En una interpretación equivocada del lema “El honor perdido no se recobra jamás” del cuerpo al que pertenecían y algunos siguen perteneciendo, quienes participaron en aquellos hechos han repudiado cada mañana desde entonces el mandato de tan admirable consigna. 

La cobardía de su silencio continúa manchando el nombre de un Cuerpo tan admirado y tan admirable por tantos motivos. El silencio mantenido durante todos estos años les define como cobardes y les sitúa en el territorio de la vileza en la que acaban los que insultan el Honor de una benemérita institución a la que un día juraron servir y honrar.

No albergo ninguna esperanza de que algunos de los agentes que participaron en aquellos hechos y viven todavía tenga la valentía de cumplir el mandato de la principal divisa del cuerpo al que pertenecen y cuente la verdad. Pero si alguno tiene la piedad de que la memoria de las víctimas y el dolor de quienes les amaron encuentre el consuelo de la verdad, mi e-mail (pmanuel@lavozdealmeria.com) está abierto.

El Caso Almería, 44 años después. FOTO DE JOSÉ MULLOR

El Caso Almería, 44 años después. FOTO DE JOSÉ MULLOR

La huella de la barbarie en un crimen de Estado

Los que participaron en aquel delirio, o, mejor, no todos los que participaron en el desvarío de aquella madrugada en la que el coronel Castillo Quero enloqueció y los enloqueció a ellos, son culpables. La (mal) entendida obediencia debida atenúa su responsabilidad. Pero sí son cómplices de que aquellos tres jóvenes estúpidamente confundidos con terroristas etarras continúen sin descansar en sus tumbas.

Una responsabilidad que también puede hacerse extensiva a los diferentes gobiernos habidos desde entonces. El perdón pedido públicamente por María Gámez, directora general de la Guardia Civil en 2023 atenúa el olvido con que los gobiernos de Suárez, González, Aznar, Zapatero y Rajoy ignoraron esta reparación. Pedro Sánchez si ha tenido la valentía que otros no tuvieron. La verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero. Sánchez sí ha estado a la altura que sus antecesores no quisieron estar.

Caso Almería, in memoriam - El lugar donde aparecieron los tres cuerpos

Caso Almería, in memoriam - El lugar donde aparecieron los tres cuerposPhotoLanda

Tres víctimas olvidadas sin unas disculpas 

Pero la historia de la impiedad del Estado con la memoria de aquellos tres jóvenes asesinados no se cierra en esa valiente petición de perdón. Es imprescindible que se les reconozca su condición de víctimas del terrorismo de Estado.

Si los asesinados por los Gal en la guerra sucia contra ETA y sus entornos han sido considerados víctimas de terrorismo de Estado, ¿qué razón legal, política o ética existe para que esa misma condición no se les atribuya a aquellos tres jóvenes que el único ´delito´ que cometieron en sus vidas fue ser confundidos por etarras cuando viajaban desde Santander hasta Almería para conocer la provincia y celebrar la comunión del hermano pequeño de Juan Mañas?

Francisco Javier, hermano de Juan Mañas coloca flores. Foto de Ángel Roldán

Francisco Javier, hermano de Juan Mañas coloca flores. Foto de Ángel Roldán

Los asesinatos aun sin esclarecer fueron tres crímenes sin perdón. Pero la impiedad de no restituir el reconocimiento de las víctimas es una deslealtad moral con la verdad.

tracking